Se acaba la gran fiesta del futbol, tras poco menos de un mes de balompié en su máximo esplendor, la Copa del Mundo 2022 puso punto final el pasado domingo. Un mundial que como todos los que ha habido cada cuatro años, ha juntado a muchos fans de este deporte a nivel mundial ya sea o para apoyar a su combinado nacional o, simplemente, porque les mola el futbol. Selecciones que han dado sorpresas, grandes decepciones, nuevos descubrimientos en cuanto a futbolistas y, sobre todo, una gran fiesta en torno al balón. Una fiesta que se ha visto enturbiada de gran manera por todo lo que está fuera del verde. Así que hoy voy a hablar del Mundial de Qatar 2022, un mundial que por todo lo que ha llevado a su celebración y por donde se ha celebrado lo he querido catalogar como "el mundial de la vergüenza".
Para saber que nos lleva a Qatar en noviembre de 2022 hay
que volver atrás en el tiempo, en concreto al año 2010, donde se eligieron
tanto las ediciones de 2018 como la de 2022. Para una explicación más profunda
os dejo el espectacular documental de Juan Corellano y La Media Inglesa sobre
este mundial y todo lo que llevó a él, Qatar: el mundial a sus pies. De manera
poco ortodoxa se elegirían a la vez dos sedes consecutivas, que serían
seleccionadas por 24 cargos tanto de la FIFA como de las distintas federaciones
continentales del mundo. A esto se le sumaba la norma de la rotación de los
continentes, es decir, para elegir candidatura solo podrían ser seleccionadas
regiones cuyo continente no haya acogido un mundial en las dos ediciones anteriores.
Dentro de las candidaturas para 2018 se encontraban Inglaterra, Países Bajos - Bélgica,
España - Portugal y Rusia; para 2022 estaban Australia, Japón, Corea del Sur,
USA y Qatar. Pero todo esto olía a muerto desde hace mucho y de manera muy
clara para muchas personas, entre ellos Miguel Ángel López, coordinador de la
candidatura ibérica. Todos ellos asumieron a partir de cierto punto que, independientemente de la calidad de las candidaturas, los dos ganadores estaban elegidos desde hace tiempo.
Y el 2 de diciembre se toma la decisión polémica, las
candidaturas favoritas y que todo el mundo pensaba que iban a ganar,
España-Portugal para 2018 y USA para 2022, se quedan sin su premio, las
elegidas son Rusia y Qatar para las ediciones de 2018 y 2022 respectivamente. Con un historial de amaños, compras, favoritismos
políticos y muchísima corrupción, los 24 miembros ya mencionados eligieron
estas dos candidaturas. Una elección que acabó por condenar a la cúpula
directiva de muchas federaciones, incluida la FIFA, ya que, en 2015, con una
gran investigación por parte del gobierno americano, varios altos cargos de la
FIFA fueron detenidos en Zúrich en una de las imágenes más icónicas fuera del
verde que recuerde el mundo del futbol. Aun así, nada cambió, entró Gianni Infantino
como nuevo presidente de la FIFA y se presentaron muchísimas medidas para
evitar de nuevo la corrupción, como aumentar y rotar ese comité de 24 o crear
organismos independientes reguladores, pero nada de esto sirvió. Infantino, al
igual que su predecesor, prefirió mancharse las manos y seguir apostando por el
juego sucio, aunque de momento no ha acabado en detención. Y, lo más
importante, al igual que toda la corruptela y trato de favor de la FIFA, el
Mundial de Qatar 2022 seguía adelante.
Un mundial que, para ponerlo de manera sencilla, era absurdo por muchos motivos. Primero, una clarísima ausencia de cultura futbolística en un país de apenas tres millones de personas. Segundo, que no había infraestructura, y por infraestructura me refiero a tanto campos de futbol como lugares donde hospedarse o servicios básicos como transporte. Tercero, las absurdas fechas y el lugar de celebración. Y, por último, el propio país. Todos puntos gravísimos que tomarían su importancia en distintos momentos de esta historia. Primero quitémonos las fechas y lugar, el mundial se trasladaría a noviembre debido al clima de extremo calor que sufre el país en los meses de junio y julio, aunque en verdad la solución sería un paliativo porque haría también un calor absurdo en esas nuevas fechas. ¿La solución? Aire acondicionado. No es broma, se partió de manera absurda el calendario normal de una temporada para que la solución brillante fuera poner en noviembre aire acondicionado en los estadios, bastante absurdo, aunque celebrar un mundial en medio del desierto también lo es. La segunda nota a mencionar sería la construcción titánica de este mundial, una construcción que ha dejado, según The Guardian en 2021, más de 6.500 muertos por unas condiciones infrahumanas y un ámbito de trabajo esclavista, muchos de ellos de origen extranjero. Una cifra que tanto la FIFA como la organización del mundial niega, diciendo incluso que las muertes no superaban los dedos que tiene una mano. A esto se le suman casos graves como la detención de Abdullah Ibhais, que está encarcelado de manera completamente injusta y por un motivo completamente irreal por discrepar sobre las condiciones laborales con el máximo responsable de la organización de esta Copa del Mundo, Hassan Al Thawadi.
Un mundial manchado de sangre y lleno de favores políticos y
dinero sucio, pero, en verdad, ¿cómo discurrió este mundial? Os revelo un
secreto, no todo lo bien que la FIFA y Qatar nos querían vender, todo esto por dos cosas que he mencionado: la
ausencia de cultura futbolística y la moral del país. El primero se vio nada más
llegar, gente durmiendo en la calle porque Qatar no estaba lista para tanta
gente, trenes colapsados, largas colas, todo esto para que los estadios
estuvieran semivacíos. Si, como lo oís, el país entró en estado de colapso solo
por los pocos extranjeros que pudieron permitirse el caro viaje, porque del
país nadie iba. Estadios lejos de alcanzar el aforo completo, gente entrando
sin entrada para intentar llenar aforo de manera fallida y compra de
aficionados. Si, como lo oís, la organización regaló pases con alojamiento
a todas las federaciones para que fans e influencers acudieran al mundial, siempre y cuando hablasen de lo bueno que era este y como de genial es el
país. Pero este último no lo es, porque todo el mundo sabe cuál es la cultura
ahí, nada de alcohol y si eres mujer u homosexual eres básicamente igual que un
perro callejero a ojos de los qataríes. No es broma, te podían detener si
bebías alcohol, mostrabas carne de más según sus estándares, realizabas ciertos
signos de afecto a personas de tu mismo sexo o si gritabas en ciertos lugares.
Vamos, si eras argentino o británico ibas camino a una muerte segura. Un
mundial patético, con miles de muertos a la espalda, en unas fechas atípicas y
con cero respeto tanto por el deporte como por los derechos humanos. Pero la
fiesta de la Copa del Mundo debe de continuar.
Hagamos un pequeño ejercicio de cierto nivel de hipocresía,
hablemos del mundial que tanto hemos puesto a parir, porque seamos realistas,
casi todos nosotros nos hemos visto esta edición que tanto hemos criticado.
Porque ni la gran moral que pesa sobre este ni las fechas de mierda nos han
detenido de disfrutar de la que es la mayor fiesta del futbol mundial, y que
pedazo de fiesta, porque vaya pedazo de fiesta es una Copa del Mundo. Y es que
esta atípica copa mundial empezaba bastante fuerte en sus primeros días, el
ímpetu de Ecuador por arrancar con buen pie, la gran goleada de Inglaterra a Irán
o la victoria igual de sorpresiva que de dominante de Arabia Saudí sobre
Argentina. Esto es lo que definió la fase de grupos, la sorpresa, porque muchísimos
grupos tuvieron dos clasificados sorpresivos, hubo grandes decepciones e,
incluso, se dio el caso de que los cuatro equipos de un mismo grupo estuvieron
en la siguiente ronda en una parte de los 90 minutos del último partido. Tan
sorprendente ha sido esta fase de grupos que Japón ha quedado delante de España
y Alemania (esta última eliminada), varias selecciones como Marruecos o
Australia dieron la campanada u otras selecciones como Croacia, Corea o la
propia selección española apuraron su pase hasta el último minuto. Para
remarcar este punto, este es el primer mundial sin que una selección haya
ganado tres partidos en fase de grupos desde 1994. De esta fase de grupos
quiero destacar a Japón, quien revolucionó el panorama del mundial al ganar de
manera completamente meritoria a Alemania y España para pasar de grupos, a
Senegal, porque las selecciones africanas siempre molan y esta era la que más
molaba de todas, y a Arabia Saudí, que, a pesar de quedarse fuera, los de Hervé
Renard sorprendieron a todos con una masterclass de trabajo en equipo y
sacrificio que poco premio tuvo en mi opinión.
Una fase de grupos que no dejó a nadie indiferente, y la
fase eliminatoria no dejo a nadie indiferente tampoco, porque el top 4 ha sido
cuanto menos sorprendente. Croacia, quien no cayó en grupos porque Lukaku es más
malo que pegar a un padre, volvió a prepararla cosechando un tercer puesto tras
cargarse a una sorprendente Japón y a la favorita del mundial en cuartos, a la
Brasil de Neymar y compañía. El destino no le sonrió igual en semis donde
fueron goleados 3-0 por Argentina. El otro lado del cuadro también tuvo una
sorpresa, para mí la que es la selección sorpresa del torneo, Marruecos. Los
norteafricanos llegaban en plena transición, Walid Regragui asumía el mando de
la selección, y con solo unos pocos meses en el cargo se plantaba en pleno
mundial, y que mundial el de “Los leones del Atlas”. Invictos en la fase de
grupos, se clasificaban para la ronda del KO por primera vez desde 1986, pero
aquí no acaba la cosa. En octavos se cargan a España para convertirse en la
cuarta selección africana en pisar los cuartos y en la siguiente ronda se
cargan a Portugal para ser la primera selección africana en llegar a
semifinales de un mundial. ¿Lo mejor de todo? Consiguieron esta hazaña sin que ningún rival les anotase un gol, ya que el único tanto encajado fue en propia, increíble. Pero todo acaba, y despertaron
de este maravilloso sueño en semifinales tras perder 2-0 contra Francia de manera bastante digna. Cuarto
puesto para los leones, buena forma de entrar en la historia del futbol
africano.
La final era una que muchos nos imaginamos, Argentina contra
Francia, aunque muchos no nos imaginamos el camino a esta. Francia, a pesar de
tener el cuadro más difícil de los dos finalistas, tuvo el camino más sencillo
porque ellos lo hicieron sencillo. Una victoria solvente contra Polonia, algo más
de dificultad contra Inglaterra, y otra actuación solida contra Marruecos los
ponía en la final. ¿El otro lado? El más fácil de los dos y, a la vez, el más
arduo, porque a Argentina no le gusta tenerlo sencillo. Como dijo Álvaro Benito,
la albiceleste lleva jugando un torneo eliminatorio desde la derrota contra
Arabia Saudí, porque no ganar los dos partidos restantes en fase de grupos
hubiera sido letal. Y salvo el 3-0 contra Croacia, la albiceleste lo pasó muy
mal, los fantasmas del pasado pesaban mucho. Los últimos 20 minutos, el miedo a perder y volver a dejar sin mundial a Leo, ese era el
mayor enemigo de Argentina. Casi les empata Australia tras un buen partido y Países
Bajos les empató un 2-0 para ir a prorroga y penales, pero eso no les impidió
llegar a la final.
El duelo era claro, por un lado Mbappé pretendía seguir el mismo
camino que siguió Pele, por el otro estaba la gran nota pendiente para
redondear la más que legendaria carrera de Messi. El partido empieza y el
resumen es claro, Scaloni le pega un repaso descomunal a Deschamps, el 4-3-3
francés fue contrarrestado con un 4-4-2 algo especial donde el protagonista fue
Ángel Di María. El fideo destrozó la banda derecha francesa aprovechando que
era donde estaba el desajuste francés. Argentina aprovechó que jugaba Theo en la izquierda con mucha
profundidad, obligando a Koundé, que actuaba como lateral derecho, a cerrarse más
para transformar la línea en una defensa de tres, para sangrar a los galos por ese costado. El partido era para “el fideo” y este no hacia más que machacar el costado derecho francés,
algo que Dembélé no palió, incluso lo empeoró, porque en una acción más de Di María
forzó un penalti que puso el 1-0 en el marcador. ¿Y el otro lado francés?
inoperante ofensivamente. Cada vez que Mbappé cogía el balón, se encontraba con
Nahuel Molina y con De Paul, quien actuaba como medio derecha. Si por la
izquierda Di María rompía la línea defensiva, por la derecha De Paul estaba
constantemente encima del hombre de peligro francés por esa banda. Era absurdo
el dominio argentino, el medio campo era suyo con Mac Allister, Enzo, De Paul y
Messi. Y de una jugada de asociación espectacular llegaba el segundo por parte
de Di María, primera parte espectacular de Argentina.
Todo parecía encaminado a una victoria clara de Argentina,
pero se dieron varios factores que hicieron que esto se fuera al carajo.
Primero fue Di María, que llegó justito a la final, fue sustituido por Acuña en
el 64 en un cambio defensivo algo obligado. A esto se le sumó Mbappé y los
minutos finales, porque es imposible que a Argentina no se le atraganten los últimos
minutos. Dos minutos de pura genialidad individual le bastaron a Mbappé para poner el 2-2, todo se iba al
carajo, incluso parecía que Francia, quien había ganado una vida extra, podría
llevarse la final. Aun con esas, el tiempo reglamentario acaba, nos íbamos a la
prórroga. Los 20 minutos extra fueron absurdos, Argentina se adelantaba en el
108 para que, otra vez, Mbappé chafara la fiesta en el 118. Acciones claras,
tensión, nerviosismo, y una jugada final donde Kolo Muani, la gran sorpresa del
partido, casi le da el mundial a Francia, pero ya estaba Emiliano Martínez para
evitarlo con la parada del torneo. Una jugada que acabó con contra de la
albiceleste que Lautaro desperdició por completo. Esto se iba a los penales. Y
tras una demostración de corazón argentino, más algo de habilidad y perrería
del Dibu, la albiceleste tenía su tercera estrella, por fin Messi cerraba su
palmarés legendario con el mismo trofeo que el gran Diego levantó en el 86, por
fin Argentina volvía a ser campeona del mundo.
La Copa del Mundo de 2022 acaba, un mundial con un trasfondo
lamentable. Un intento espectacular de lavado de imagen y blanqueamiento por
parte de Qatar, uno que es bastante común hoy en día entre sus vecinos, Arabia Saudí
usa shows de la WWE y los Emiratos Árabes Unidos la F1. Aun así, quitando toda
esta lamentable historia que hay por detrás, el mundial ha sido espectacular
para el fan del futbol. Puede que para la selección española haya sido bastante
tétrico, pero para el espectáculo en sí ha sido genial. Grandes historias,
selecciones sorprendentes y la magia de descubrir jugadores muy pintones como
Kudus o Livakovic en mi caso. Un mundial con la que es seguramente la mejor final de la
historia del campeonato. Un mes de puro futbol non stop, donde ha habido de
todo y para todos. La siguiente parada es en 2026 en el mundial de Canadá - EEUU
- México, uno que será más normal que este, que tendrá mucho mejor ambiente y
donde, en la mayor de las medidas posibles, se respeten todas las vidas por
igual.