¿Ha muerto la guerra de consolas?

Ay Xbox… ay Xbox, quién te ha visto y quién te ve. Te va ciertamente bien tras gastar pasta gansa en comprar titanes de la industria, Game Pass es atractivo y estás expandiendo a más ecosistemas tus IPs. Quizás ese sea uno de tus problemas junto a tu mala imagen y a unas decisiones que últimamente parecen ir en contra de tus consumidores. Unas decisiones que abren una pregunta muy sonada en los últimos años: ¿va a abandonar Xbox el mercado de consolas? Si esto ocurre, ¿ha muerto la guerra de consolas? 


El término de “guerra de consolas” surge sin los dos actores que ahora protagonizan la considerada versión actual. Comienza en los ochenta con una rivalidad que fue ciertamente sanguinaria entre SEGA y Nintendo. Primero por el dominio en Japón, luego por el dominio en occidente a lo largo de un periodo superior a diez años. La guerra, al final, tiene un claro vencedor que resulta ser alguien ajeno a esta rivalidad, siendo SONY con su PlayStation. Surgida tras una falta de acuerdo con Nintendo por crear una consola con lector de discos, la PS1 tomó por sorpresa tanto a SEGA como a Nintendo por cosas como ese lector o su precio tan competitivo anunciado de una manera para el recuerdo en el E3 de 1995, quienes pasaron de competir entre ellos para ver quien dominaba el mercado de las consolas a simplemente intentar acabar con una SONY que había entrado por la puerta grande y sin hacer prisioneros. La puntilla final fue la siguiente generación, ya que SONY arrasó con todo y todos gracias a la icónica PlayStation 2, que se llevó por delante a un consolón como la Gamecube y consiguió que SEGA cortase la producción de la Saturn y abandonase el mercado de consolas.

A pesar de una generación ciertamente decepcionante en ventas que no en consola de Nintendo y una abrupta salida de SEGA, todo por el arrase brutal de la PS2, de esta generación salió una nueva marca de hardware: Xbox. Microsoft entró al mundo del hardware específico para videojuegos y, a pesar de que estuvo estúpidamente lejos de la mítica consola de SONY, puso sobre la mesa una nueva consola con muchos nuevos elementos que a la larga serían sinónimos a los ecosistemas de sobremesa junto a una de sus entregas más icónicas: Halo. Junto al primer juego de la saga llamado Combat Evolved y a unas cuantas características, la empresa de Redmond introdujo el juego online con el servicio de Xbox Live. Este juego junto a su secuela, una consola potente y el tener un adaptador de red ya incorporado jugaron muy a favor de la Xbox de cara a un movimiento muy arriesgado pero certero para la segunda generación de consolas de Microsoft. En un movimiento que se sigue considerando espectacular a día de hoy, a mediados de 2005 se anuncia la Xbox 360 con una ventana de lanzamiento de un año de anterioridad respecto a su competencia y con un precio doscientos dólares menor (399$ frente a los 599$ de PS3). Un movimiento que, junto a ser una pieza de hardware de calidad, tener ese mencionado ecosistema online y venir con una gran batería de exclusivos, hicieron que Microsoft pasase de mirar desde la lejanía a SONY a estar peleando codo con codo con el gigante nipón (87 millones de PS3 vendidas contra los 84 de la 360). Y tan pronto como lo consiguió lo tiró a la basura.

El E3 de 2013 es recordado por muchos de mi edad y un poco mayores por muchos motivos distintos, siendo el mío que este era la primera edición de este que veía, aunque hay un motivo conciso por el que este E3 ha quedado en la memoria del colectivo. Este es el año en el que, tras cosechar éxitos inigualables con su anterior consola, Xbox mató a su nueva generación de sobremesa, la Xbox One, con una sola presentación. Un precio de 500$, enfocarse en ser un sistema de entretenimiento multimedia más que una consola, obligarte a comprar Kinect, estar online 24/7, la imposibilidad de compartir videojuegos físicos… una conferencia capitaneada por Don Mattrick que causó mucho malestar y quizás el primer clavo en el ataúd de Xbox como marca de consolas. ¿Que hizo PlayStation? Nada, absolutamente nada, solamente decir lo contrario que su competidora: un precio de lanzamiento de 100$ menos, ningún extra obligatorio, ninguna necesidad de conexión y ningún límite en compartir juegos (este último es increíblemente gracioso por este video en concreto). No le hizo falta nada más, ni tan siquiera demostrar cómo la mente privilegiada de Mark Cerny creó una consola espectacular, solo tuvo que empujar un balón en la línea de meta de Xbox, un balón asistido por la propia marca verde. Un fiasco de proporciones bíblicas, de pasar de unas ventas parejas respecto a la competencia a que esta simplemente duplicase las unidades vendidas de tu consola. Tras este fiasco, Microsoft intentó enderezar el curso de la nave de su filial largando a Don Mattrick y poniendo en su posición a Phil Spencer, un movimiento que, como tantas veces he dicho, sería la mejor y la peor idea posible para la marca.


La siguiente generación supondría un cambio de estrategia para Microsoft. SONY mantenía una línea que le funcionó y anunciaba una PS5 cuyos puntos fuertes se basaban en mejorar su anterior consola haciendo hincapié en tiempos de procesamiento y carga a mayores de presentar una línea de exclusivos sumamente atractiva. Xbox, por su parte, centró sus esfuerzos en hacer que su línea de consolas fuera compatible con el flamante sistema de suscripción Game Pass (no hace falta explicaciones) a través de sacar una generación dual de consolas: la Xbox Series X para aquellos gamers que quieren lo más potente de la generación y la Xbox Series S como una consola más barata y solo digital para aquellos que quieran jugar sin gastar tanto dinero al poderse usar Game Pass en ella. El problema es que la jugada no les acabó saliendo tan bien como pensaban, por lo menos en una de las áreas de negocio de Xbox. Las consolas de Microsoft se han ido al garete y, aunque PlayStation parece que no está siguiendo el ritmo de su predecesora, lo de Xbox es catastrófico, superándola PS5 por más del doble en ventas e incluso vendiéndose el doble de Nintendo Switch (la antigua no la nueva) que de Series X/S en el pasado mes de marzo. Ni que Game Pass fuera una oferta golosa ni las compras de Zenimax o Activision para potenciar su línea de exclusivos han parecido serle de mucha ayuda, aunque visto lo visto ni toda la ayuda del mundo va a servir si ni la propia Microsoft ni la propia Xbox a sus más altos niveles parece confiar o ser de utilidad. 

A todos los palos puestos en la rueda comentados a lo largo de estos años por servidor (puedes ver los siguientes posts hablando de ello) se le suman una gran cantidad vista en los últimos días. A esa cantidad estúpida de despidos, al poner sus exclusivos no solo en PC sino también en PlayStation y a la cancelación de su portátil propia para usar una ROG Ally con una skin de Xbox en su lugar se le suman supuestos problemas tanto en hardware como en su querido Game Pass. El detonante es este último ya que Microsoft ha anunciado un cambio en los planes de este pasando a valer el Ultimate la friolera de 30 pavazos mensuales, un aumento del 50% en los precios que ha acarreado la dura crítica incluso de miembros fundacionales de la propia marca Xbox. Esto ha causado un efecto mariposa brutal que ha golpeado a la Xbox por todos lados tanto en opiniones como en rumores. De las obvias cancelaciones masivas hemos pasado a hablar de los “periodistas” especializados, ya que el leaker SneakerSO metió tremendo rapapolvo en Resetera respecto a la estrategia de Phil Spencer de realzar su personalidad “gamer” por delante de muchas otras cosas importantes y la labor de blanqueamiento y “famboy-ismo” de ciertos periodistas y medios. Gente como Jez Corden y otros que han buscado tanto recoger cable como deslegitimar a este leaker (respaldado por Tom Warren por cierto) han acabado en el punto de mira por motivos obvios. No solo esto, sino también el mismo SneakerSO ha comentado que quizás los planes de la próxima generación no vayan todo lo bien que deben ir, comentando que los pasos que deberían irse realizando para poner en marcha el lanzamiento de una consola en 2027 o se están postergando o directamente no se están dando, algo que junto a otras cosas como la retirada de stock de las Series X/S de grandes cadenas ha avivado los rumores del fin de Microsoft como creadora de consolas.



¿Es este el fin de la guerra de consolas? Tristemente, y a pesar de que parece que la siguiente Xbox será la última si es que se lanza, no es el fin. Y digo tristemente no por desearle el mal a cierta empresa o algo del estilo sino más bien porque el fin de esta se produjo hace más de diez años. La guerra murió, o empezó a morir de manera lenta y paulatina, con ese tétrico anuncio de la Xbox One. El resto de cosas fueron decisiones que paulatinamente nos han llevado a un punto donde considerar que hay una guerra es estúpido: la diferencia absurda en ventas, el centrarse en Game Pass, el sacar sus exclusivos en PC, perder calidad/cantidad en exclusivos, dar el salto a Switch y PS5, cancelar hardware propio por bajas expectativas de ventas… Xbox tuvo la oportunidad no de ganar la guerra pero sí compartir espacio de manera competitiva con la Xbox 360 pero falló estrepitosamente con la Xbox One, ahora es tarde ya que SONY y Nintendo tienen tan bien atados sus respectivas áreas en esto de las sobremesas que pase lo que pase veo casi imposible que Microsoft recupere terreno, ni siquiera sacando un auténtico monstruo tecnológico un año antes que la competencia como se rumoreaba en el pasado. Quizás a Microsoft le vaya mejor haciendo un SEGA, centrándose en Game Pass y sacando partido a todos sus estudios para crear un portfolio espectacular de juegos para otras consolas. Y si quieren mantener la línea del hardware quizás la clave es vender la marca para que otras empresas lancen dicho hardware con su nombre. O a lo mejor quieren seguir con las consolas, quieren mantener esa comunidad que viendo cifras es cada vez más pequeña. No lo sé, no soy ni analista de la industria de videojuegos (soy analista pero de otra cosa) ni puedo ver el futuro, pero claro está que hay una idea bastante clara: la guerra de consolas ha muerto.