GHDPW vol.4: Eddie Kingston

Hacía mucho que no escribía algo para este pequeño apartado donde comento las grandes historias que se han vivido en este deporte, tanto rivalidades como historias colectivas ypersonales. Hay muchas grandes historias dentro de este maravilloso deporte que merecen ser mencionadas, ya sean porque son genialidades dadas en el ring, historias inolvidables, carreras de ensueño o simplemente vidas y vivencias sensacionales. Este último caso es el de Eddie Kingston, un wrestler del que llevo queriendo escribir desde hace meses porque su historia es genial, pero me es imposible porque mes tras mes, año tras año, supera una nueva meta y cumple algún sueño. Por fin puedo decir que es un gran momento para escribir esto, habiendo realizado su primer tour por los rings japoneses y anotando nuevas cosas en la lista de sueños cumplidos. Esta es la historia de Eddie Kingston, un wrestler que demostró que por muy dura que sea la vida y que por muchos problemas por los que estés pasando, nunca es demasiado tarde para cumplir tus sueños.


Nacido en Yonkers en 1982 con padres de Irlanda y Puerto Rico, Eddie tuvo una infancia en un barrio obrero algo dura debido a, según lo que el menciona, ser un chaval bastante violento. Metiéndose en peleas constantemente, encontró en unas cintas de video una vía de escape a esta violencia y a otros problemas que menciona. Esos VHS tenían combates de lucha libre territorial de los 70-80, unos videos que harían que un joven Eddie Kingston se enamorase del pro wrestling. La historia de amor siguió gracias a ver cintas de combates de AJPW de los noventa, unas cintas que eran casi imposibles de conseguir y que tuvo que realizar auténticos periplos para tan solo conseguir hacerse con una. Un amor que fue más allá que ser un simple fan, ya que cuando llegó la hora de la verdad y le tocó decidir entre trabajar en la industria del metal como su familia o dedicarse a su pasión, apostó por el pro wrestling. Una apuesta arriesgada y que, según sus propias palabras, le salió bastante mal la verdad. De soñar a alcanzar la WWE o empresas del estilo a verse contratado en shows con menos de diez personas de público y donde casi siempre le pagaban una miseria o directamente ni veía retribución económica, tal era el nivel que le tocó vivir noches donde le tocaba pasar hambre porque no tenía dinero para una simple cena. Aun así, encontró su hueco en la escena independiente norteamericana, volviéndose un habitual de Chikara, CZW o JAPW entre otras, aterrizando también en compañías de mayor calibre como TNA, ROH o NWA pero con un rol más secundario. Aun a pesar de no rendirse y seguir peleando tuvo baches muy gordos en el camino como fueron problemas con el alcohol y otras adicciones, incluso el propio Eddie mencionó que si no es por Larry Sweenie seguro que no seguía en este mundo, algo triste viendo el trágico desenlace de la vida de su ángel de la guarda. Incluso pensó en el retiro viendo como su carrera era un "quiero y no puedo" constante, pero su hermano consiguió convencerle de que no se rindiera. “¿Como voy a decirle a mi hijo que no se rinda si su tío Eddie lo hizo?” le dijo su hermano, una frase que hizo que aguantase un poquito más. Incluso cuando evitó varias veces a su peor enemigo, él mismo, Eddie se topaba siempre con una roca gigante en su camino, siendo la ultima la pandemia del 2020, una pandemia que le dejó sin trabajo y que le obligó a vender varias de sus botas de wrestling para tan solo pagar el alquiler. La vida no le sonreía.

Tras casi retirarse, tras quedarse sin trabajo y tras malvivir durante una pandemia, Eddie tuvo un giro radical en su vida, una oportunidad entre un millón. Tras una victoria en ICW No Holds Barred en julio de 2020, Eddie hizo lo que mejor se le da, coger el micro y dar cera a quien se le pase por la cabeza. Una violencia y rabia que cuando era un niño era su peor enemigo se volvió su mejor amigo cuando le tocaba agarrar el micro y hablar. Hizo lo propio con varios wrestlers, entre ellos el mismísimo Cody Rhodes, y por este simple gesto cambió todo. Gracias a esa promo obtuvo una oportunidad titular por el campeonato TNT del mismísimo Cody Rhodes, por fin Eddie pudo demostrar de lo que estaba echo, a pesar de que el propio Eddie solo lo veía como un día de curro y ya, "como alguien como yo va a tener un contrato con una empresa" se decía. Le llegó esa oportunidad por demostrar que valía para más de lo que tenía, y tanto que lo demostró, porque gracias a una promo y un combate más que buenos se ganó lo que merecía con creces y por lo que había peleado algo menos de 20 años de carrera: un contrato con una gran compañía de pro wrestling, All Elite Wrestling. Un contrato que no se creía que merecía, que no se creía que iba a conseguir, que los fans tanto pidieron y que los fans tanto celebraron. ¿Y el resto? Pues es historia, y que historia: la mejor rivalidad del 2020 contra Jon Moxley por el campeonato mundial de AEW, grandes luchas, combates de ensueño, promos sensacionales, momentos épicos como el intentar quemar vivo a Jericho o el noquear a Punk y, sobre todo, el amor incondicional de todos los fans de AEW y del pro wrestling en general.

Pero esto no es todo, porque estaba cumpliendo todas y cada una de sus metas, pero también le quedaban sueños por cumplir, y en los meses de julio y agosto del 2023 hizo que muchos de esos sueños se hicieran realidad. El 4 de julio, Eddie Kingston debutaba en NJPW luchando nada más y nada menos que en el legendario Korakuen Hall, encima coronándose como campeón NJPW Strong al día siguiente en el mismo recinto. Pero todo esto no quedaba aquí, no era un momento emotivo y ya, porque todavía le quedaban un par de cosas. La primera era completar su primer G1 Climax, estrenándose en el legendario y prestigioso torneo con una actuación que enamoró a los fans nipones de la misma manera que nos enamoró años atrás a los fans de AEW. Aun con todo esto quedaba la guinda del pastel, porque Eddie pudo conocer a Toshiaki Kawada y pasar un rato con él. Para los que desconozcan el puroresu será solo un nombre, para los que conozcamos la AJPW de los noventa será una leyenda del deporte, para Eddie es su héroe, la persona que hizo que amase el pro wrestling de la manera que lo ama. El bueno de Eddie conoció en persona a quien hizo que diese el paso para subirse al ring y que siguiese el camino que ha seguido. Definitivamente, a Eddie le va bastante bien, lo que puede cambiar la vida en tan solo tres años.


Por cosas como lo anteriormente mencionado, por verle con una sonrisa enorme y casi al borde de la lagrima al conocer a Kawada y por mucho más, Eddie es alguien sensacional para mí. En el ring es genial y tiene un carisma increíble la verdad, pero lo que hace que yo y muchos otros nos hayamos enamorado de este wrestler es no por lo que hace en el ring sino por quien es dentro y fuera de este. Eddie es un tío de un barrio humilde de Yonkers de padre irlandés y madre puertorriqueña, es un tío que más que la musculatura típica del pro wrestling lo que tiene es el cuerpo de un albañil, es un tío que ha batallado contra tantas cosas y ha salido adelante, es un tío de poco menos de 42 años que ha peleado hasta la extenuación por todo esto, Eddie no es más que un currante de la clase obrera como tú y como yo que ha podido cumplir sus sueños. Además, para mi es todo un ejemplo a seguir. Un ejemplo de cómo una persona puede pelear contra distintos problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad y salir adelante como él ha hecho y como tanto me costó a mí, de cómo todo en esta vida llega y nunca es o demasiado tarde o se es demasiado viejo para alcanzar tus metas, de cómo ser feliz y vivir tu vida siendo simplemente tú mismo. Que te vaya siempre tan bien en la vida Eddie, te lo mereces.

 

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