Se acabó el culebrón, Xbox cierra la compra de Activision-Blizzard-King

Por fin, tras más de año y medio, se ha cerrado la compra de Activision-Blizzard-King por parte de Xbox. Una compra que ha reventado cifras y récords dentro de la industria, volviéndose la mayor adquisición de esta gracias al desembolso de unos 68.700 millones de dólares por parte del gigante tecnológico. Una cifra que, para entendáis, es cinco veces mayor que el récord anterior ostentado por Take-Two tras comprar Zynga por 12.700 millones de dólares. Una compra que entra dentro de un plan claro de Xbox: superar a Nintendo y Sony para convertirse en el rey de la industria gracias a ser el número uno en ámbitos del juego digital. Una compra larga, dura, con muchos momentos para el recuerdo. Una compra que os resumiré a continuación, donde también valoraré cual es el futuro de la industria tras este terremoto de gran escala.


Xbox es la definición de altibajos dentro de los videojuegos. Primero casi destrona a Sony en los últimos años de los 2000, luego casi desaparece la sección de videojuegos de Microsoft para luego volver y ser el tercero de una industria de tres. Esa es su historia grosso modo, una historia que en los últimos años le ha llevado a infrautilizar IPs legendarias y a estancar su línea de consolas en un punto no muy alto a cambio de crear el rey de las plataformas de streaming de videojuegos: Game Pass. Este estancamiento y un intento de reinvención de la marca ha llevado a que la división “gaming” de Microsoft tirase de cartera para crecer. Al comprar pequeños estudios se le sumó adquirir Mojang por 2.500 millones de dólares y a comprar Zenimax por 7.500 millones de dólares en la que fue la tercera compra más cara de la industria en su momento. Esta última buscaba suplir una clara carencia que, a la vez, era la mejor característica de su competencia: los exclusivos. Si Sony y Nintendo han tenido grandes exitazos de críticas y ventas en los últimos años gracias a sus juegos autodesarrollados, Xbox fallaba estrepitosamente en conseguir este objetivo. Pero esto no era todo el plan de Xbox, había más objetivos en el horizonte, y esos objetivos, más las casualidades y coincidencias que el destino te da, hicieron que se produjera un pedazo de historia.

El 18 de enero de 2022 salta la máxima sorpresa, de manera literal porque nadie se lo esperaba: Microsoft adquiría Activision-Blizzard-King por una suma cercana a los 70.000 millones de dólares. La industria se sacudía por completo, si se le daba paso esta se convertiría en la mayor compra empresarial de toda la historia de los videojuegos, una de las más grandes del mundo del entretenimiento. Una compra que viene con una historia por detrás. Primero es la ya mencionada adquisición de Zenimax, pero por otro lado se encuentra todo el negrísimo historial de escándalos de acoso sexual y discriminación dentro de ABK. Esta compra levantó muchas alegrías, quejas y dudas fuera de las dichas por los disminuidos que forman parte de la “guerra de consolas”. Alegría porque podría ser el punto de inflexión perfecto para Activision, uno que podría acabar con Bobby Kotick fuera de la compañía y que también podría acarrear un nuevo plan y modelo de desarrollo y publicación de juegos. Quejas pues porque, de manera obvia, es un movimiento puramente monopolista de una empresa que, según algunos (con cierta razón también te digo), han visto como “la única forma de que Xbox tenga buenos exclusivos no es desarrollándolos sino comprándolos a base de talonario”. Pero, sobre todo, también generaba muchas dudas: ¿sería el fin de muchísimas IPs multiplataformas? ¿se volverían los juegos tanto de ABK como de Zenimax exclusivos de Xbox? Al final, ese miedo real a un movimiento hipócrita de Xbox era factible, los héroes del “juega donde quieras a lo que quieras” que tantos palos han dado a Sony podrían convertirse en los villanos con los que juraron acabar.

Ese mismo miedo que muchos fans teníamos y, a la vez, comprendíamos que era lógico (no vas a pagar unos 75.000 millones por dos distribuidoras para no hacer exclusivos sus juegos) también los tenían ciertos organismos reguladores, y aquí eran donde empezaban los problemas. Para que nos entendamos, compras de este calibre deben de ser aprobadas por muchos reguladores internacionales, siendo los principales escollos a superar los siguientes: la comisión europea, el SAMR chino, la FTC estadounidense y la CMA británica. ¿Si no lo aprobaban esos cuatro no se daba? Básicamente, porque una compra global si no es aprobada por uno de estos cuatro reguladores, o no opera en esa zona o, simplemente, no cierra la compra debido a la perdida que lo anterior supondría. Los dos primeros escollos fueron superados con ciertas concesiones, ya que la CE tuvo que ver como Xbox cerraba acuerdos con terceros para demostrar que Call Of Duty no iba a ser exclusivo, pero los otros dos no tuvieron el mismo resultado. El primer mazazo fue el de la FTC, quien declaró su intención de detener la compra en diciembre de 2022. Esto era medianamente salvable, ya que podían recurrir la decisión en juicio y seguir con la compra, el problema era otro: la CMA. Con un historial casi perfecto de reclamaciones ganadas, si el organismo británico decía que no, era casi imposible que siguiera adelante la compra. Y así fue, porque el 26 de abril de este año, el organismo decidió bloquear la compra. Aunque las grandes historias tienen grandes remontadas, así que después de ganar a la FTC en un juicio donde hubo la mayor cantidad de información filtrada sobre la industria jamás vista, la CMA decidió recoger cable y darle una segunda oportunidad a Microsoft. Si la empresa estadounidense conseguía solventar las dudas sobre el monopolio del juego en la nube, se cerraba la compra. Y tras vender los derechos de explotación en la nube de los juegos de Activision-Blizzard a Ubisoft, Xbox consiguió cerrar el pasado 13 de octubre la mayor adquisición de la historia de la industria.


Con la compra ya cerrada y todas las concesiones realizadas, veamos el porqué de la adquisición, y os lo voy ya dejando clarito: aumentar su catálogo de exclusivos es el último de los objetivos que ha perseguido la compra. Antes de entrar en harina, todos estos datos han sido obtenidos de la cuenta de Twitter del periodista y analista Derek Strickland. El primero de estos motivos es el mercado móvil, uno en el que Xbox y Microsoft en su faceta “gaming” no ha explotado ni lo más mínimo. El objetivo es claro en este apartado, entrar en un mercado que tiene mucho futuro tanto para hacer crecer Game Pass como para ganar dinerito. Básicamente toda su competencia tiene un hueco en este mercado, Nintendo lo tiene gracias a sublicencias o a esfuerzo propio y Sony saca algo de dinero gracias a Fate (el juego de Aniplex se cuela en el top 10 histórico de juegos con mayor cantidad de beneficios). Y ya no solo eso, sino que, según datos de la propia Microsoft revelados durante el juicio de la FTC, Apple habría ganado prácticamente lo mismo con su sección móvil que Xbox en su totalidad. Microsoft va a tiro hecho, no solo sumando a CoD Mobile o a Diablo sino adquiriendo al que es el tapado de la compra: King. La desarrolladora del Candy Crush no es ninguna broma, ya que en los últimos años lleva generando más ingresos que Blizzard, siendo estos un 39% del total de toda ABK en el año 2022 (unos 2.750 millones de dólares). Si a esto le sumamos que más de la mitad de los jugadores de la franquicia Call Of Duty en el primer cuarto de 2023 son usuarios de móvil y el mencionado Diablo Immortal pues blanco y en botella.

El otro motivo sería uno más que obvio, el gran empeño de Xbox de que crezca tanto su servicio de juego en la nube como el Game Pass. Ese primer elemento, el “cloud gaming” era el que más temor generaba a los organismos reguladores. Un ecosistema que, a día de hoy, era básicamente de Microsoft. Si, tenemos que Azure no es el rey de la nube ya que compite con AWS o Google Cloud pero ninguna de estas dos tiene sección de videojuegos (bueno Google tuvo a Stadia y ya sabemos cómo acabó). Era la combinación perfecta, los juegos de gran calibre junto a la infraestructura hacía que Xbox tuviera en su mano el monopolio del juego en la nube. Aunque ya no sea el caso porque quien gestiona los derechos de los juegos de Activision-Blizzard en este entorno es Ubisoft, sí que tienen una ventaja considerable. Esto va de la mano con Game Pass, el objetivo número uno de la compañía. Que no os engañen, Xbox busca una cosa única y exclusivamente: que todo el mundo juegue en Game Pass. Todos sus juegos acaban ahí, están realizando acuerdos estratosféricos para que juegos “third party” salgan ahí día uno y están metiendo caña para que otros mercados como Japón den el salto. Tal es la ambición porque Game Pass sea lo máximo de la industria que incluso Xbox está perjudicando activamente su línea de consolas y juegos físicos con tal de potenciar las suscripciones. Xbox no quiere que compres sus consolas para sacar un beneficio por el hardware, quiere que la compres para que pagues Game Pass. La compra de Activision-Blizzard-King y todo lo comentado anteriormente se alinea perfectamente con este objetivo: aumentamos el catálogo de Game Pass (aunque sea con juegos no exclusivos), potenciamos el juego en la nube y hacemos que nuestro sistema de suscripción sea accesible y jugable desde sistemas móviles. Un plan de futuro arriesgado pero lógico.


Ya hemos hablado de los muchos motivos y no motivos detrás de la compra más grande de la historia de la industria, una que se cuela en los tops incluso del entretenimiento en general, ahora toca comentar que puede pasar en el futuro tanto próximo como a medio/largo plazo. El primero es obvio, esta es la última compra (al menos a gran escala) de la sección de videojuegos de Xbox. Va a ser la última tanto por temas económicos como porque ya han satisfecho lo que los altos cargos de la división de Microsoft consideran necesario para crecer y liderar en ciertos aspectos del futuro de la industria. Primero empecemos por lo segundo, con Activision-Blizzard-King ya tienen bajo su mano un potente arma para tanto el tema del juego digital como por suscripción ya sea en la nube o en el mercado móvil como ya hemos comentado anteriormente. El otro motivo es, obviando la más que comentada razón de “si esta ha pasado las regulaciones antimonopolio de rebote así que otra no creo que cuele”, uno de los que más se comenta y el que menos se indaga, no van a comprar otra distribuidora tanto por temas de dinero. Javi, si Microsoft es literalmente un pozo sin fondo de dinero, ¿cómo es que no van a comprar otra empresa? Básicamente porque Xbox se ha gastado casi 80.000 millones para potenciar su marca, y aunque tengan dinero casi infinito, dudo mucho que la gente de Microsoft por encima de la marca vea bien gastar tanto dinero sin algo de vuelta. Ahora, tanto Phil Spencer como el resto de los altos cargos de la división tendrán que demostrar que este plan a futuro muy futuro es, en cierta medida, tanto uno que va a colocar a la marca como la líder del mercado en puntos específicos (medio digital) y/o de manera general como que hay beneficios. Esa es la clave, ser rentables y recuperar la inversión. Ya tienen el tablero y las piezas, ahora les toca jugar la partida.

Pero no es todo “recupera el dinero” o “la FTC y la CMA no me deja comprar más”, también hay otros temas que están saliendo a la luz y que deben mencionarse. Uno de ellos es la imagen corporativa de Xbox, la cual puede verse muy dañada si no se toman las decisiones correctas. Efectivamente, estamos hablando del tema de exclusividades y el arma de doble filo que suponen tanto los comentarios de Phil Spencer como de la propia marca. Una de las frases más escuchadas dichas por gente de Xbox es “gaming for everyone”, incluso convirtiéndose en su slogan. Una frase que cada vez que pasaban los meses iba viendo cómo se matizaba. “Gaming para todos porque los distribuimos tanto en consolas de Xbox como en PC” o “gaming para todos pero también necesitamos exclusivos” son matices comentados cuando se vio que Starfield seria exclusivo a ecosistemas Microsoft o cuando se ha rumoreado sobre como The Elder Scrolls 6 no estaría disponible en consolas de Sony (a pesar de que ellos mismos reiteraron que las IPs multiplataforma ya existentes no se volverían exclusivas). Ahora cerrar el cerco sería pegarse un tiro en el pie, uno que posiblemente les pasaría factura tanto mediáticamente como empresarialmente si deciden que ciertas cositas de Activision-Blizzard y de Zenimax abandonasen la competencia. Call Of Duty no será el caso, pero no es descabellado que si lo sea para Diablo V por ejemplo. Ahí, esa frase reciente de “da igual donde juegues, siempre serás bienvenido, incluso si no es Xbox la plataforma donde juegas” dicha por Phil Spencer puede volverse en su contra. Es jugar con fuego, y además de la posibilidad de quemarte, existe la opción de darle alas a la crítica y a la competencia de manera justificada.

Si no eran pocos obstáculos que saltar, hay que añadir otro a mayores, y es el estado en el que se encuentra Activision-Blizzard. Económicamente es solvente, tener a Call Of Duty, World Of Warcraft o Diablo da dinero, pero lo demás pinta feo. Primero es el estado dentro de la empresa, no son noticias desconocidas todas las cosas de acoso y demás que han ocurrido en la empresa y que tan malísima imagen ha dejado (merecidamente también te digo). También hay que tener otra cosa en cuenta, que si la compañía no está muy bien por dentro, sus juegos tampoco. Pongamos como ejemplo al pozo sin fondo de dinero que es Call Of Duty. A pesar de que siga vendiendo de manera descomunal y genere una cantidad de ingresos aún más descomunal, el juego se encuentra en la mayor etapa de estancamiento y falta de creatividad que se recuerda desde hace mucho. La saga está quemada de nuevo a todos sus niveles y parece que la solución que la directiva de Activision plantea no pasa por romper el ciclo anual de publicación. Y así se ve como MW3 no parece más que un DLC del MW2, el multijugador y Warzone caen en una repetitividad mayúscula, Treyarch no sabe salir del concepto “Black Ops” y demás cosas. Una saga que necesita como el comer un plan nuevo para no hundirse más en el fango, y unirse a la compañía que ha dejado en un estado no muy salubre a sagas como Halo o Gears Of War pues no pinta bien. Aunque visto lo visto, y también por lo escuchado y leído en ciertas declaraciones, parece que desde Xbox se va a apostar por medidas para hacer que CoD no siga estancándose como puede ser romper el ciclo de juego anual.

Como último punto, ¿os acordáis de como comenté antes lo de “darle alas a la competencia”? Pues aquí sería el caso. Nintendo está muy bien a lo suyo y dudo que mueva ficha, pero no me extrañaría que quien lo hiciera fuera Sony. Los japoneses no tienen la capacidad económica del gigante norteamericano, pero tampoco son unos maulas que han llegado a donde están por pura suerte. La clave está en el distinto enfoque pero búsqueda de mismo status, ser líder en la industria. Si Xbox busca ser referente en la nube y en tema suscripciones, Sony sigue confiando muchísimo en el hardware sin perder de vista el ámbito digital (así lo demuestra su apuesta por los juegos como servicio y la compra de Bungie). Aquí es donde quiero llegar, si Xbox tiene ahora en Zenimax y en Activision sus principales armas para crecer el Game Pass, los nipones tienen sus exclusivos para vender hardware y sacar beneficios en otras áreas. Su alineación actual de estudios es prácticamente inalcanzable en tema de calidad de juegos, pero, ¿por qué no apuntalar eso con una pequeña/mediana compra? Sony tiene dinero para hacer cosillas, de hecho hay declaraciones de que posiblemente de cara a 2024 tengan cifras cercanas a los 15.000 millones para adquisiciones, aunque la cifra pueda ser bastante menor porque parte de este dinero se reinvierte en la misma empresa. Posiblemente se lleven alguna distribuidora japonesa como Konami, puede que hagan 2x1 y se lleven Kodansha para fortalecer su línea manganime como para ser los dueños mayoritarios de FromSoftware, incluso puede que pisen fuerte y ese rumor de Bandai Namco que sonaba a humo y fantasía se cumpla e incorporen a uno de los gigantes del entretenimiento nipón con grandes IPs bajo su brazo.


Las conclusiones son obvias, la compra mayor por excelencia de la industria ha sacudido a todo y a todos. El panorama ha cambiado por completo en un punto de la industria donde todo, además, empezaba a volverse convulso. Porque, a esta megacompra, tenemos que sumarle tanto los problemas de desarrollo que están sufriendo todos los AAA como una futura digitalización que nadie sabe si va a ser parcial en gran manera o completa. Ante toda esta estampa, Xbox ha querido anticiparse de manera brillante sea mencionado y ha comprado Activision-Blizzard-King no de cara al panorama actual sino con vistas a 10 años en adelante. Esa es la clave, esta adquisición se produce de cara a los sectores de lo digital como a los mercados móviles y el juego en la nube, un movimiento del estilo “prefiero arruinarme ahora que arrepentirme luego” para intentar alcanzar y superar a Sony como el líder. Una compra que puede causar un efecto domino gigante, ya no solo en tema de compras empresariales sino en planes de negocio y demás. Xbox ha sacudido la industria, cambiándola para siempre, seguro que empezamos a ver todas las consecuencias en el 2024. Lo que sí que es seguro es que nos espera un futuro para los videojuegos increíblemente emocionante.

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