Elon Musk y la teoría del internet muerto

Ahhhh, internet, posiblemente uno de los inventos de mayor calibre y repercusión en la historia de la humanidad. Fuente de información, comunicación y conexión alrededor de todo el mundo de manera inmediata. En mi opinión, internet es lo mejor y lo peor que existe en el mundo actualmente. Lo mejor ya lo he comentado, lo peor es que todo lo mencionado puede usarse para algo negativo o con fines no muy loables. Aun con esas, internet es libre y accesible para casi todo el mundo. Pero en esta vida y en este sistema actual, siempre hay gente que piensa que ciertos status quo establecidos pueden manipularse y destrozarse a base de dinero solamente por entretenimiento personal, ego o ambas. Este es el caso de Elon Musk y Twitter, una historia de como el multimillonario con la mejor historia falsa de éxito compro la red social, una compra que no solo ha derivado en un descenso a la locura de su ya de por sí loco dueño sino que, también, ha sido el mejor caldo de cultivo imaginable para distintos fenómenos, uno que implica que su red social llamada “X” esté camino a cumplir la denominada teoría del internet muerto, si es que no lo ha hecho ya.


Esta historia surge en el pasado 2022, más concretamente en abril de ese año, mes en el que Elon Musk compró alrededor del 9% de Twitter, convirtiéndose en el mayor accionista de la empresa. Pero esto no era suficiente, ya que en una aparente espiral de ego como si de uno de los mayores engorilamientos jamás vistos se tratase, Elon Musk ofreció unos 44.000 millones de dólares para comprar la empresa y convertirla en privada bajo su yugo con cierta ayuda externa. Una compra que tuvo como motivo, además del subirse tres tonitos mencionado, la aparente censura que tenía la plataforma, atacando duramente los métodos de moderación de la red social. Curiosamente, estos métodos de moderación y censura golpeaban al lado más radical de la derecha política, así que posiblemente golpeó en el punto débil político del sudafricano. Y no estoy hablando de censurar cualquier cosa derechista, estamos hablando de temas radicales que rozaban (y entraban de lleno) en el fascismo más profundo o en ámbitos de discriminación a minorías (estos dos suelen ir de la mano). Dejando de lado la política porque ni nos interesa ni es el punto principal, Elon fue a por Twitter por una supuesta “falta de libertad de expresión”, una que él cómo dueño iba a dar (spoiler: ahora hay aún menos que antes). Así que en su estilo de macarrilla triste y de pringado que va de guay, ofertó su compra en 54’20 dólares la acción porque, literalmente, “420 es el numero de la marihuana”. La cosa es que se dio cuenta de que esa suma era absurdamente desmedida para lo que era Twitter, una red social enorme con gastos enormes y unos beneficios no tan enormes, así que quiso retirar la oferta porque, supuestamente, “la gente de Twitter no fue transparente con la cifra de bots y spam que había en la plataforma”. No le funcionó, y con miedo de que le cayera encima una demanda milmillonaria, Twitter oficializo la compra por esa cifra mencionada de 44.000 millones. Con tremendo chollo adquirido, Elon Musk prometió que Twitter sería la nueva gran red social, una en la que por fin se gozaría de libertad absoluta, una en la que no habría ni bots ni spam, una red social por y para la gente. En resumen, una revolución dirigida hacia la libertad absoluta.

¿Y que nos ha dado esta gran revolución que Elon Musk prometía? Basura, mucha basura, puta mierda si quieres describirlo con palabras malsonantes. Su trabajo en Twitter fue una combinación de las técnicas de maltrato y explotación laboral usadas en Tesla junto a dar rienda suelta al intelecto digno de un bonobo que posee. Lo primero fue cargarse Twitter y dar nacimiento a “X”, la cual sería, según Elon, la plataforma suprema donde se aunarían todos los servicios habidos y por haber en internet. Empezaba de narices la cosa, ya que su “todo en uno” se estrenaba con un nombre que intentó usar para llamar a PayPal hace 20 años y con un logo que no es más que la letra X en una fuente genérica de las de libre disposición de Google. Con renovación de imagen cutre a mas no poder ya hecha, Elon quiso sacar rentabilidad a los 44.000 millones gastados, así que decidió recortar gastos y despedir al más del 80% de la plantilla entre otras cosas, entre esos despidos encontrándose el equipo de moderación por casi completo. De esos recortes nació el desastre, ejemplo son las semanas donde Twitter iba a pedales debido a que quiso hacer una migración absurda en cuanto a tiempo y costos porque Google Cloud “les salía muy caro”. Pero las maniobras por ganar dinero a la desesperada no han hecho más que salirle caras, ya que han conseguido, entre otras cosas, que X pierda patrocinios de gran calibre como el de Apple y que el caos y la desinformación reinen (despedir al equipo de moderación porque la plataforma se automodera no resulto ser tan buen planazo). Pero, sobre todo, el gran problema es el sistema de monetización de X, el anteriormente conocido como “Twitter Blue”, una insignia que antes indicaba que eras la cuenta verídica de alguien famoso y que ahora significa todo lo contrario, que posiblemente no seas más que un bot. Todo esto ha generado un caldo de cultivo para que se vea como real la denominada “teoría del internet muerto”. Pero Javi, ¿eso que es?


La teoría del internet muerto es una teoría conspiranoica cuya base es que el internet actual está formado principalmente por bots y contenido generado de manera automatizada, habiendo poca interacción humana y siendo esto perpetrado por gobiernos, multinacionales, influencers y demás con distintos fines. La teoría al final no es más que una conspiración tonta formada en foros por gente con una imaginación amplia y una salud mental algo débil, pero sí que hay un punto interesante en toda esta locura: el contenido autogenerado y los bots. Esta es la única parte que suena medianamente plausible, algo que parece ser que la “X” de Elon Musk está creando: una internet sin nadie humano detrás. Es una exageración burda pero sí que es verdad que todos esos cambios y medidas adoptadas por el multimillonario están llevándonos a una versión de la nueva Twitter donde reina el contenido automatizado, por no decir que ya estamos en ello.

Suena paradójico que el valor monetario de X sea actualmente 30.000 millones de dólares menos que lo que pagó Elon y que, a su vez, la gente al mando diga que se están superando récords de interacciones y usuarios. No es disparatado, puedes perder valor debido a la salida de anunciantes y demás pero mantener números de personas e interacciones en cierto rango, lo raro es que lleguen a máximos históricos como se ha dicho, pero sí que es posible con un as bajo la manga: bots. Elon Musk ha conseguido que no solo una parte de la teoría del internet muerto sea plausible sino que también sea real, ya que Twitter está plagada de cuentas sin nadie humano detrás. Se aprecia de manera clara: “likes” aleatorios y “follows” de cuentas que tienen mes y medio de vida y que parecen falsas, tweets de cuentas grandes con mil respuestas genéricas verificadas y mil y un anuncios de cripto o de tiendas falsas con los mismos anuncios de productos baratos (por no hablar del porno). Si esto no te parece suficiente prueba, solo hace falta que pongas en el buscador “goes against OpenAI’s” para ver los mil y un tweets generados por cuentas automatizadas (o al menos era así hasta que se descubrió este truquito). Efectivamente, el juguete roto de Elon Musk llamado “X” está batiendo récords de interacciones y cuentas, pero no de personas reales, ya que todos esos números están siendo inflados por bots, unos bots que eran inexistentes cuando prometió erradicarlos y que ahora son el pan de cada día dentro de este infierno de red social.


Sinceramente, y a pesar de que he sido una persona que pensaba que la caída de esta red iba a llegar tarde o temprano, me da que Twitter es inmortal. Por mucho que existan cuentas automatizadas o cuentas reales que buscan el “ragebait” solamente para ganar cuatro duros, por muchos baneos indiscriminados o por mucha morralla parece que nadie abandona el barco. No es que nadie lo abandone, ya que la gente que no era muy amiga de las redes sociales ha dado el paso, me refiero a que dentro de esa gente que aprecia en cierta medida tener este espacio online nadie abandona el barco. Soy el primero que se quiere largar de este estercolero, sí, pero también aprecio mucho el tener un espacio donde puedo enterarme de todo y comentar sobre todo con todos. Eso es Twitter, un pozo de mierda donde si sabes buscar te vas a encontrar con gente maravillosa que comparte tus hobbies y con la que puedes hablar sobre ellos. Y aunque quiera largarme de X parece que no hay sustituto a la altura: Bsky está en pañales y casi vacía, Threads es la misma basura que Instagram pero con texto en vez de fotos y el resto pues nada del otro mundo. Por mucho que quiera meter monetización, transacciones, videos, directos y demás mierda, X sigue siendo Twitter, sigue siendo ese pozo de mala muerte donde vas a opinar, informarte, echarte unas risas y, por qué no, abroncarte con un desconocido. La diferencia es que antes te topabas directamente con eso, ahora X sigue siendo lo mismo pero con una capa de mierda y roña enorme por encima construida a base de bots, cripto, porno y fascismo. Twitter caerá de una forma u otra bajo el mando de Elon Musk, veremos si donde cae es en el ostracismo, en la bancarrota o en manos de otra persona porque el niño grande se ha cansado de su juguete digital.

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