The Normal One

Ayer se dio el que es el mayor bombazo imaginable en esta temporada, ayer Jürgen Klopp anuncio que dejaría el Liverpool al acabar la temporada. En verano, el técnico alemán dejaría el club “red” tras nueve temporadas y más de 500 partidos. Es una noticia que nadie quería leer, que nadie quería asimilar, más si eres fan del club de Liverpool o te genera cierta simpatía. Todos sabíamos que iba a llegar este día tarde o temprano, nada es para siempre y es algo que nadie puede negar, pero como duele encajar este golpe. Por eso, como buen fan de los “reds”, he querido escribir unas pocas líneas sobre Klopp a modo de agradecimiento, porque lo que ha hecho este alemán con gafas, gorra y una sonrisa blanca y gigante no tiene ni precio ni el reconocimiento suficiente.

Para ver donde empieza todo esto tenemos que echar la vista atrás, muy atrás, bastante atrás si me avisas. La temporada era la 2015-16 y el Liverpool estaba en una situación dura de digerir. Uno de los grandes equipos ingleses se encontraba en una etapa de absoluta mediocridad, clasificándose para Champions League solamente dos veces en los últimos siete años para caer en fase de grupos y solamente ganando una Carling Cup en ese mismo periodo. Solamente salvaron los muebles un par de temporadas donde destacaron gente como Fernando Torres primero (por este delantero soy fan del Liverpool desde crio) y Luis Suarez después, pero solo pudieron quedar segundos. Nulo éxito en Europa, casi ningún título y dos dolorosos subcampeonatos por una Premier League que se les resiste desde su fundación en el año 1992. En esa misma temporada, con un Brendan Rodgers comandando a una plantilla mediocre, llega Jürgen Klopp a salvar los muebles en su cierta medida. Recogió a un Liverpool que se situaba 10º en la Premier, y aunque esa temporada no fue mucho mejor que la anterior (8º en liga) sí que se vieron cosas interesantes y de caché (subcampeones tanto de la EFL Cup como de la Europa League), fue la base para lo que vendría después. Cogió a un glorioso en un estado doloroso de ver y lo convirtió en uno de los equipos más letales de todo el mundo, solamente el sublime Pep Guardiola con cierta ayuda de los petrodólares pudo detenerle en más de una ocasión. Con Klopp en el campo y una dirección deportiva de calibre, el Liverpool cosechó todos los grandes títulos que un club europeo pueda ganar. Campeón de las copas nacionales, ganador de la Champions y la Supercopa Europea, campeón del mundo de clubes y, sobre todo, campeón de la Premier tras tan larga odisea. Tan letal era este club que en un cierto momento de su historia el único que pudo pararle fue una pandemia mundial, y aun así no lo consiguió del todo.

No solo lo dotó de títulos y formó una plantilla de calibre comandada por gente como Virgil van Dijk o Mohamed Salah, le dio alma a un club con ya demasiada, le dio un aura añadida a uno de los clubes con mayor y más especial aura de todo el mundo. Todo esto lo hizo siendo posiblemente el tipo más normal sobre la faz de la tierra, como si tu o yo nos hubiéramos sentado en ese banquillo. Klopp no es una superestrella, no es ese hombre que dinamita las ruedas de prensa, no destaca por sus frases, es una persona común, y eso es lo que le hacía tan especial, Klopp tenía carisma porque no lo tenía aunque suene raro. Se sentaba y se sigue sentando en frente de la prensa sin pronunciar malas palabras, sin criticar o destruir a nadie, con una sonrisa y alegría características a él solo. En el campo lo vivía y lo sigue viviendo como si fuéramos nosotros viéndolo en la grada o en la tele, se desespera cuando las cosas no acompañan y se vuelve loco cuando el Liverpool marca un gol. Y fuera del futbol es una persona sensacional que pocos pueden superar en cuanto a calidad humana se refiere. Klopp ha hecho que un equipo conocido por la unión entre el club y los jugadores sea conocido aún más por esto, Klopp en su medida ha hecho que el Liverpool sea querido y respetado, que sea un equipo por y para la gente, que sea una gran familia, todo esto vistiendo siempre chándal y portando su ya icónica gorra, gafas y sonrisa. Por algo se le llama “The Normal One”.

Jürgen Klopp se va en el peor momento posible, no por tema deportivo porque la renovación de este nuevo Liverpool sucesor de todo un monstruo parece ir por buen camino, tampoco es por tema deportivo porque está entre los favoritos de todas las competiciones que disputa, y por lo demás tampoco porque el club goza de buena salud como demuestra la nueva ciudad deportiva o las ampliaciones de Anfield, se va en el peor momento porque nunca quieres que alguien así se marche. Pero se marcha, es lo que hay, entendemos sus motivos y que su adiós sea por agotamiento como ha mencionado. Y aunque en la 24-25 entrene a otro equipo top no nos va a importar o doler, si entrena a la selección alemana tampoco, incluso si pilla a otro equipo inglés a pesar de que no quiere hacerlo nunca por respeto, a nosotros no nos va a cabrear, nos va a alegrar, porque ver a alguien como Jürgen en un banquillo aunque no sea el de tu equipo siempre es algo bueno. Así que solo nos queda una cosa, disfrutar de estos meses como nunca y darle la despedida que alguien así se merece. No ha ganado la cantidad de títulos que Bob Paisley ganó ni es Bill Shankly, el hombre que básicamente creó el Liverpool actual como concepto, pero Jürgen Klopp se sentará con ellos como uno de los mejores y más queridos entrenadores de la historia del club, el mejor sin duda en la historia moderna, el que lo revivió y volvió a ponerlo en el mapa mundial. Gracias por todo, siempre serás un “red”.

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