GHDPW vol.5: Bryan Danielson

El pasado mes de enero tuvimos uno de los momentos más históricos de este deporte llamado lucha libre, Bryan Danielson tenía por fin su gran combate en el Tokyo Dome. Este honor se dio en el ya memorable 4 de enero frente a un rival de calibre gigante como es Kazuchika Okada, un encuentro que pasará a la historia no solo por su increíble calidad sino también por ser un momento con una magia y mística inigualables. Esto forma parte del gran tour que está teniendo Danielson, un tour que empezó nada más volver de su lesión en el brazo y que concluirá este mismo año con el fin de la carrera a tiempo completo de “The American Dragon”. Este 2024 es el año en el que Bryan Danielson dejará de pisar por completo el pedal del acelerador, pasando a una etapa más tranquila donde seguirá subiéndose al ring pero con menor frecuencia. Aprovechando esto, he querido retomar la serie de “Grandes historias del Wrestling”, y esta vez hablaremos de la ilustre y espectacular carrera de Bryan Danielson, el “underdog” definitivo, el mejor de todos los tiempos.


Esta historia comienza en el año 1999 lejos Aberdeen, la ciudad natal de Bryan Danielson. Ese año es en el que un joven Bryan de 18 años empezaba a entrenar en TWA, la escuela de lucha libre a cargo del legendario Shawn Michaels. Desde ese día empezamos a ver los primeros coletazos de un joven “American Dragon” que se pasó los primeros años de su carrera luchando por las indies americanas con algún viaje que otro a Japón, unos años donde también firmó con WWE para formar parte de su territorio de desarrollo (de donde luego fue despedido). Pero todo cambia en 2002 gracias a tres palabras: Ring Of Honor. La empresa estadounidense se fundó ese mismo año, siendo Bryan uno de los integrantes originales de dicha empresa, una donde tuvo sus primeros grandes momentos, una que creció a la par que él para que fueran considerados tanto una de las grandes empresas independientes del mundo como uno de los más grandes wrestlers de EEUU. Años en los que también volvió a visitar Japón, ya que estuvo en NJPW formando parte de su Dojo y ganando el campeonato junior por parejas IWGP a la vez que participaba en shows de Pro Wrestling NOAH donde tuvo el honor de ganar el campeonato junior GHC. Al mismo tiempo, Bryan seguía luchando por la escena independiente norteamericana, cosechando éxitos en compañías como FIP o PWG. Años donde también se convirtió en pilar de ROH y, por ende, del wrestling independiente estadounidense, siendo también uno de los campeones mundiales más longevos de la compañía. Años que, de una manera u otra, llegaron a su fin porque la gran empresa de lucha libre por excelencia en aquel entonces le habría las puertas.


Tras más de diez años recorriendo el mundo y siendo pilar de la escena independiente americana, el dragón regresó a donde una vez estuvo y firmó con la WWE, era el nacimiento de Daniel Bryan.  Su debut se produjo en la primera temporada de NXT, que por aquel entonces estaba lejos de ser la tercera marca o el territorio de desarrollo de la compañía, era un burdo “reality show”. Esta primera encarnación de la marca amarilla consistía en que novatos con un veterano asignado competían en diversas pruebas (casi ninguna tenía que ver con la lucha libre) y combates por obtener un único contrato en juego. Su presencia fue escasa, ya que fue el primer eliminado de esa primera temporada, aunque sí que estuvo envuelto de manera curiosa en la historia de “Nexus VS WWE”, primero como miembro de la facción y luego regresando como enemigo de esta debido a ser despedido de manera verídica. A partir de ahí, el oro esperaba a Bryan de manera constante, pero el éxito le quedaba lejos.

En su regreso tuvo una rivalidad con The Miz que hizo que ganase el campeonato estadounidense tan solo meses después de su debut, lo ganó en septiembre y lo perdió en marzo de 2011 contra Sheamus. El año iría a mejor, ya que se convertiría en ganador del Money In The Bank y después canjearía el contrato para ganar el campeonato mundial peso pesado de manos de Big Show. En cuestión de poco más de un año, Daniel Bryan pasaba de ser despedido a ser campeón mundial, aunque su reinado le hizo más daño que bien. 105 días como campeón donde paso de ser “babyface” a ser un “heel” cobarde y patético en cierto grado, un reinado con tres defensas de poco calibre y mérito que concluyeron en WrestleMania XVIII después de perder contra Sheamus en tan solo ocho segundos, el combate por un campeonato mundial más corto de la historia de la compañía. Intentó volver a ser campeón mundial, primero intentando recuperar la correa perdida contra Sheamus y luego retando de manera fallida a CM Punk por el campeonato de la WWE. Daniel Bryan pasaba de tener un cierto futuro brillante a ser alguien con un personaje patético con historias muy cutres alrededor suyo, aunque al menos seguía siendo un wrestler sensacional como demostraron sus dos encuentros contra Punk.

A partir de ahí pasó de lo patético a la comedia, surgiendo de aquí el famoso cántico de “NO!”, una cosa que gritaba Bryan debido a que los fans robaron su grito de “YES!” para criticarle y reírse de él, un cantico que luego se volvería icónico pero eso es otra cosa. De eso y de una rivalidad nacía “Hell No”, un equipo formado con Kane que se volvió en una de las cosas más queridas por los fans, un equipo que fue el flote salvavidas de Bryan. Dejando de lado ese personaje y abrazando la ya conocida y mítica barba, Daniel Byran creció fuera del equipo y del personaje para convertirse en un luchador individual tan querido por el público que nadie podía ignorarlo, ni el propio John Cena. El día marcado en rojo fue el 18 de agosto, ya que por puro clamor popular, John Cena decidió defender su campeonato de la WWE contra el barbudo. La cosa es que ocurrió lo que nadie esperaba y todo el mundo quería, Daniel Bryan usaba la Busaiku Knee de KENTA para cubrir a Cena y convertirse en el nuevo campeón de la WWE. La cosa es que la alegría duró un instante, ya que Randy Orton canjeó su contrato de ganador del Money In The Bank para perpetrar la traición y robo del siglo con el beneplácito de Triple H. Una noche negra que luego se convertiría en el nacimiento de una de las cosas más legendarias de no solo la WWE sino del wrestling en general: el “YES! Movement”.

Triple H, como CEO de la compañía, no podía permitir que Daniel Bryan fuera la cara de la compañía. Él no tenía el perfil, la cara, la presencia. Por muy bueno que fuera en el ring, Randy Orton era “material de campeón”, era una “A” mientras que Bryan no era más que un “B+ player”. Con la autoridad en contra y nadie salvo los fans apoyándole, Daniel Bryan intentó seguir reinando como campeón, pero tanto las triquiñuelas como una traición de Shawn Michaels, su mentor, hicieron que se alejara de la escena titular. Y aunque esta era la ficción, la realidad no se alejaba tanto, ya que nadie en la compañía le veía como un “main eventer”, prueba de ello es el alejarle del campeonato mundial para meterle en rivalidades contra gente como Bray Wyatt, pero los fans no querían pasar por ahí. La WWE, por mucho que ahora lo nieguen, quiso alejar del estrellato a la barba, pero los fans no se lo iban a permitir. El Royal Rumble de 2014 se convirtió en un desastre, la victoria de Batista se llenó de abucheos debido a la no participación de Bryan, volviéndose los meses previos a WrestleMania una caldera hirviendo porque todos querían ver al barbudo en el evento estelar del show magno por excelencia. El “YES! Movement” estaba en su máximo esplendor, un esplendor tan absurdo que la popularidad y el respaldo del publico hacia Daniel Bryan estaba a la par del visto hacia gente como The Rock, Steve Austin o Mick Foley. Daba igual el show, el combate o el segmento, siempre había canticos de “YES!” aunque el protagonista no estuviera en escena. Así que viendo la situación, la compañía decidió materializar una de las mejores historias de “underdog superando las dificultades” de todos los tiempos, Daniel Bryan se convertía en campeón mundial de la WWE tras vencer en una misma noche a Triple H, Batista y Randy Orton en WrestleMania XXX. Esa noche en Nueva Orleans será recordada para siempre como una de las mejores por solamente ese cierre.


El cierre a la historia más maravillosa jamás contada en este deporte estuvo a la altura, pero lo que vino después fue triste por unas circunstancias muy desafortunadas. El reinado de Bryan se vio concluido dos meses después de este gran momento por una grave lesión cervical, dejándole fuera de la competición por medio año. Regresó en 2015, y aunque todo el mundo pedía volver a ver a la barba luchar por el campeonato mundial, este se topó con el tremendo, nada natural y posteriormente fallido en su medida “push” de la WWE a Roman Reigns, aunque en WrestleMania 31 no se fue de vacío ya que se convirtió en campeón intercontinental, pero también este reinado se vio cortado de manera triste. Primero fue sacado de la competición por cuestiones de seguridad, luego su regreso fue pospuesto de manera indefinida hasta que casi un año después, tuvo que dar la noticia más triste imaginable: Daniel Bryan se retiraba de la lucha libre profesional. Las conmociones cerebrales le hicieron huella y los médicos de la WWE no podían declararlo apto para competir, así que tuvo que retirarse de manera forzosa en su Washington natal. Recuerdo ese día como si fuera ayer, tenía 16-17 años y lloré como nunca, el que consideraba mi héroe y ejemplo por nunca rendirse y siempre pelear no pudo vencer esta batalla, se iba el mejor.

Fue duro, pero todos sabemos que las mejores historias de superación son las que no te esperas, que los verdaderos “underdogs” salen a la palestra cuando nadie lo veía posible. Tras mucho tiempo de rehabilitación y visitando mil y un expertos, el líder del “YES! Movement” regresaba al ring tras dos años de retiro, uno del que nadie esperaba que fuera a salir. Ese momento en el que anuncio su regreso también se encontró con lágrimas de mi parte, pero esta vez eran de felicidad, y si lloré en un SmackDown cualquiera imagina cuando tuvo su regreso en WrestleMania 34. En Nueva Orleans tuvo su momento culmen y en la misma ciudad tuvo su regreso aclamado. Esta segunda etapa a tiempo completo en la WWE fue una bastante buena con grandes encuentros y rivalidades, incluso por fin teniendo ese reinado medianamente largo como campeón de la WWE que la vida le debía. Una etapa de regreso que duró unos tres años, su contrato con la compañía acababa y decidió apostar por sí mismo para intentar lograr algo que estaba rozando con las manos, el derecho a ser considerado el mejor luchador de todos los tiempos.


En septiembre de 2021 y de manera increíblemente sorprendente, Daniel Bryan desaparecía de la faz de la tierra y regresaba Bryan Danielson, “The American Dragon” debutaba en All Out y firmaba por AEW. Su primer combate fue toda una declaración de intenciones, ya que debutó en All Elite Wrestling enfrentándose nada más y nada menos que a Kenny Omega, un empate a media hora sensacional y premiado con cinco estrellas por el mítico Dave Meltzer. Siguió con la racha de encuentros sensacionales con varias victorias y otro combate de cinco estrellas, esta vez contra Hangman Page en otro empate pero esta vez de una hora, un empate al que le siguió la primera derrota del dragón a manos del vaquero. El resto es una colección sensacional de historias y combates: la fundación del Blackpool Combat Club (una de las mejores facciones en la actualidad por no decir la mejor), rivalidades contra The ELITE y J.A.S. y una colección de encuentros brutales como las victorias contra Kazuchika Okada y Zack Sabre Jr. en dos encuentros considerados de ensueño o la derrota contra MJF, posiblemente el mejor “Ironman Match” de toda la historia. No estaba consiguiendo éxito en forma de campeonatos, pero joder sí que estaba afianzando su legado, aunque quedaba una sola cosita por cumplir.

2023 era el año en el que Bryan Danielson anunciaba que le quedaba poca gasolina en el tanque y que posiblemente no le quedaría mucho como luchador a tiempo completo, por lo que quería aprovechar lo que le quedaba de 2023 y de parte del 2024. Y aunque se encontró con mil infortunios como una fractura completa de su brazo y una rotura del hueso orbital, consiguió seguir dando un espectáculo para la historia contra los mencionados Okada y ZSJ o contra Ricky Starks, pero le quedaba un algo, una espinita clavada, aunque consiguió resolverla en el 4 de enero de 2024. Esa espinita era el Tokyo Dome, el bueno de Bryan Danielson, como antiguo miembro del dojo de NJPW y antiguo luchador de la compañía, quería tener su gran momento en el recinto más grande imaginable dentro del puroresu, y quien mejor que Okada para ello. Wrestle Kingdom 18 era el escenario perfecto, se quitaría la espinita clavada de la lesión en su primer enfrentamiento contra el “Rainmaker” a la vez que se quitaría la otra espinita ya mencionada, y que combate fue. No sé si es el Tokyo Dome, no sé si es Japón o no sé qué es, pero estas dos bestias nos dieron un clásico para la historia indescriptible con las palabras.


Todavía le quedan coletazos a esta carrera “full time” de Bryan Danielson, tiene la revancha contra ZSJ en el horizonte y alguna cosa más que se tercie como puede ser luchar en Wembley. Pero no preocuparse, el wrestling puede abandonar a Bryan pero Bryan no va a abandonar el wrestling, porque aunque se retire a tiempo completo, ya ha mencionado que quiere tener 5-10 luchas al año durante bastante tiempo. Aunque sea egoísta e irreal, ojala que Bryan Danielson no se retire nunca. Ojalá que alguien con tanto carisma, con tanta habilidad al micro, con tanta inteligencia, con tanta habilidad en el ring y, sobre todo, con tanta pasión por este deporte no se marche nunca. Bryan Danielson no es que sea el mejor en el wrestling, Bryan Danielson es wrestling, es la definición suprema de todo lo bueno y de todo lo malo que es este deporte. Ha dado historias y luchas sensacionales a la vez que ha enseñado lo duro que es subirse a un ring. Disfrutemos de lo que nos quede de este hombre en un ring, y cuando no esté atesoremos y valoremos como se merece todos estos momentos, porque si una cosa está clara es que Bryan Danielson es el mejor luchador de todos los tiempos.

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