¿Te pertenecen de verdad los juegos digitales?

Estos pasados días se anunció y perpetró una de las mayores tragedias de los videojuegos, Spec Ops: The Line era retirado de todas y cada una de las tiendas online en la que se encontraba disponible. Primero fue Steam, y luego 2K comunico que sacaría de la circulación el juego por temas de “licencias expiradas”. Ni GOG, mítica página de venta de juegos online, se libró de la purga, quien fue el último bastión para aquellos que quisieran conseguirlo por última vez (yo uno de ellos ya que mi PS3 está quemada y no lo tenía en el PC), aunque no duró mucho tiempo. Una noticia que fue un jarro de agua fría, y así lo demostraron vía Twitter gente como Cory Davis (director del juego) o Enrique Colinet (conocido desarrollador de juegos español que participó en este proyecto). Aprovechando esta gran perdida, he querido rescatar un tema que siempre me ha parecido curioso. No, no es el enésimo texto de ”físico vs digital”, que ya he escrito uno de eso en el pasado, es una idea que siempre se me ha pasado por la cabeza. La idea es un intento de respuesta a una pregunta siempre repetida en el mundillo: ¿te pertenecen de verdad los juegos digitales? Vamos a ver si conseguimos darle cierta respuesta. 


Antes de entrar a responder preguntas que tienen cierto tono retorico, valoremos de verdad como tú puedes acceder a los distintos títulos del mercado. Básicamente, tú puedes jugar a videojuegos de dos maneras, la primera siendo comprando formato físico y la segunda es a través del digital. En este segundo formato se plantean dos escenarios: los servicios de suscripción y la compra al uso. La primera es obvia, pagas una mensualidad y accedes a cierto catálogo de manera ilimitada siempre que estes suscrito, dejando de estar a tu alcance esos juegos o cuando dejes de pasar por caja o cuando estos abandonen la plataforma por llegar al final de cierto acuerdo. Lo que nos concierne es el otro ámbito, la compra en propiedad. La teoría dice que pagas por cierto juego, se guarda en tu librería y ya es tuyo para la perpetuidad, ¿no? Siento decirte que no todo es tan maravilloso. Primero, la compra online implica conexión a internet, o al menos eso quiere decir la palabra “online”, lo que significa que cualquier perdida de acceso a tu cuenta implica perder los juegos comprados. Ya sea o porque pierdes acceso a tu usuario o porque simplemente los servidores donde se almacenaba todo cierran, si quitas ese elemento de conectividad despídete de tu juego. Lo segundo es la retirada de tiendas, puedes dejar de poder comprar un juego como el caso mencionado anteriormente o incluso puedes perder el juego directamente, como fue la borrada masiva de la demo de P.T. de las consolas de Sony, aunque este caso es extremadamente raro pero no imposible de dar. El último punto tiene que ver con lo mencionado justo antes, ya que, técnicamente, tu juego no te pertenece. Efectivamente, por muy raro que suene, lo que has pagado no es un juego sino una licencia de uso de un cierto producto digital. No es como un libro que compras y ahí se queda en tu estantería, o un vinilo donde cada surco representa partes de una canción, nada de eso, tu no compras un juego, compras una licencia para poder jugar a este. Esto es un punto importante, ya que lo que implica esto es que se te puede retirar el acceso en cualquier momento, ya sea por cosas lógicas como el uso de “cheats” y “hacks” en juegos multijugador o en casos como el de P.T. donde la distribuidora decida que se acabó el chollo. Así que, técnicamente, tu juego digital puede dejar de ser accesible, puede desaparecer de múltiples lados y, en definitiva, no es tuyo al uso.


Le hemos dado bastante caña al formato digital y le hemos sacado los colores de buena manera, así que viendo esto asumimos que el rey de los videojuegos en cuanto a propiedad se refiere es el formato físico, ¿no? Pues la respuesta es que si y no, porque sí que es verdad que vas a poseer un disco o cartucho con el juego, la cosa es que en el mercado actual la gran mayoría de juegos físicos dejan de ser útiles en ciertas circunstancias. Para que me entendáis, pongamos el ejemplo de que una empresa cierra los servidores, tú en teoría puedes coger la consola y meter el disco para jugar de manera offline, pero ese no es siempre es el caso. Enciendes la consola, metes el disco y te das cuenta de que no puedes jugar porque el servicio online está acabado. Vale, supongamos que quiero jugar un modo singleplayer, pues puedes encontrarte en que el juego te la prepare y necesite si o si una conexión para poder jugar. Olvidemos todo eso, tengamos que el juego es de un jugador y sin necesidad de conectarte a servidores, pues también puede que te quedes sin jugar a ese juego por la propia versión que tiene el disco, porque si, en la gran mayoría de juegos lo que viene en el disco es una versión base injugable que necesite de una descarga online para poder ser una copia útil. Y si no hay servers, ¿cómo podre descargar eso para jugar? Efectivamente, no puedes, tu precioso disco se ha convertido en un pisapapeles. Tranquilo, en la actualidad esto no ocurre con los juegos retro, pero dentro de unos años con la remesa actual de formato físico es algo que es indudable que vaya a ocurrir.

Pero no solo estas malas prácticas empresariales van a hacer que este formato también caiga en la misma fortuna que pueda sufrir un juego digital, es que en el caso de que no esté dentro de estas categorizaciones mencionadas previamente también tendrá que enfrentarse a otras cosas como puede ser perder el disco o, simplemente, el paso del tiempo. Al final, cualquier pieza de tecnología tiene una vida útil, y tanto los discos en sus distintos formatos como los cartuchos y demás no escapan de esto. Posiblemente, si cuidas bien tu colección, los juegos aguanten mientras tu estés caminando por estos lares, pero es verdad que siempre hay riesgo de mil y un tipos de rotura o de cualquier otro elemento que afecte a la mencionada vida útil. El videojuego digital no se va a poder jugar si lo retiran de la tienda, pero como se te rompa ese disco Blu-Ray despídete también. Pero una cosa esta segura, mientras ese disco te dure vas a tener claro que el juego que hay dentro es tuyo y que, salvo supuestos mencionados, nadie te lo va a poder quitar.


Entonces, ¿te pertenecen de verdad los juegos digitales? La respuesta es que técnicamente no, lo que te pertenece es una licencia de uso, una licencia que visto como se está desarrollando el mercado es sinónimo de “juego”. Si, es verdad que existen casos donde la distribuidora te arrebata el juego, pero o son por motivos loables o dentro de unas condiciones que raramente se dan, siendo esto más una excepción que la norma en sí. Aun con esas, tu juego sigue sin ser técnicamente tuyo y lo único que te separa de perder cientos de euros es que unas empresas éticamente lamentables no traicionen ni las regulaciones ni tu confianza, cosas que ya han hecho múltiples veces en el pasado. Entonces, si quieres un juego en propiedad, cómpralo en físico, ¿no? Técnicamente si, el disco con la copia es tuyo, pero nada te impide que esas malas prácticas que ya se realizan sobre el físico sigan a peor. Viendo esto llegamos a la conclusión de que el punto clave no es el formato, es la distribución, la empresa detrás, el mercado si me apuras. De momento, están respetando en cierta medida, pero si tenemos a directivos diciendo frases como “debe haber un cambio en los consumidores y que se sientan cómodos sin ser dueños de sus juegos” pues hay poca confianza en el futuro. En resumen, compra en el formato que más quieras y disfruta al máximo de tu juego porque, independientemente de si es digital o físico y del motivo, llegará un momento en el que seguramente no lo puedas disfrutar más. Juega hasta reventar y aprecia esos buenos momentos, porque eso si que no te lo podrá quitar nadie nunca.

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