La vida no es más que un viaje donde el destino es lo de menos

Después de varios meses acompañándonos a modo de entretenimiento, el anime de Frieren concluía este mes de abril, para algunos más tarde debido al pequeño retraso que acusaba la tan buena versión con doblaje que unos cuantos preferimos ver respecto a la emisión en VOSE. Veintiocho capítulos componían esta primera temporada emitida en estos meses, una que no será lo único que veremos animado ya que seguro que habrá más, unos cuantos meses la verdad, pero que mesecitos. Cuando hablo de anime o de cualquier pieza del sector del entretenimiento a modo de review o análisis me gusta estructurar los textos no solo para que no solo la lectura sea más fácil sino que también no me pierda dando tumbos hablando de muchas cosas dejándome otras en el tintero, pero con Frieren me voy a permitir el lujo de escribir sin un plan, sin hacerme un croquis previo de puntos por donde pasar y cosas que comentar, voy a asaltar esto simplemente escribiendo lo que se me pase por la cabeza porque la ocasión lo merece. Frieren es simplemente redondo, perfecto, mires donde mires es imposible encontrarle las costuras, ver donde falla y hace que la magia se eche a perder, nunca mejor dicho. Pero lo que lo hace tan especial no es que tenga un trabajo de animación brutal o una dirección sensacional, es algo más emotivo-sentimental.

Mi historia con esta obra empieza mucho antes de la adaptación animada, historia digo porque conocía la obra pero no la leí en ningún momento. Me enteré de la existencia de esta allá por el 2021 debido a que si no me falla la memoria me encontré con un video de algún “anituber” que parece ser no recuerdo cual es, un video que repasaba este manga y lo ponía por las nubes, alabándolo y diciendo que es una obra emotivamente sensacional. El punto de partida y que, al final, era el que vendía la obra era uno muy simple: que hay después. En concreto a este caso, que hay después de que los héroes derroten al villano de la historia. Ese punto de partida es buenísimo, que hay después en la vida del grupo de héroes de fantasía más típico existente después de vencer al villano más típico existente, darle un girito brillante a posiblemente la historia más veces contada en el medio japonés llamado manga. Era una historia atractiva pero yo dije que pasaba, que no quería meterme en una obra como esa debido al otro punto central: la muerte y la brevedad de la vida humana. El otro pilar de la obra, brillante si me preguntan, ver como una elfa milenaria incapaz de entender la forma de pensar de una raza efímera para ella ve como abandonan la tierra gente a la que apreció muchísimo, como si fuera un observador externo de cómo funciona la vida humana, un observador que tú mismo también observas en el transcurso de la obra. ¿Por qué no quería meterme en la obra? Pues por eso mismo, por la muerte, porque conocí la obra en posiblemente el un punto en el que no estaba para ver obras que lidiasen con esos asuntos ya que mi salud mental flojeaba de manera grande. No sabía cómo trataba el tema, posiblemente lo trataba de una manera bonita y amigable (al final es ese el caso), pero viendo que estaba como estaba y que también había sufrido una trágica perdida por aquel entonces decidí dejarlo estar.

Pasó el tiempo y llegamos a 2023, un año supino en lo personal si me preguntan por mil y un motivos, el año en el que se estrenaba la adaptación animada de este manga llamado Frieren: tras finalizar el viaje. Al principio como que era reticente a verlo, pero leer tantas y tantas opiniones favorables a la obra y también descubrir que iba a venir con doblaje castellano pues me hizo dar el salto tanto por mi pasión por el doblaje como por ese pequeño apartado en mi blog que tengo revisando y opinando sobre las versiones castellanas de los animes emitidos en Crunchyroll. Así que di el salto y sinceramente no me arrepiento ni lo más mínimo, posiblemente fuera el destino quien pusiera este anime justo en la época donde más claridad mental tenía, donde más apreciaba todas las cosas que me rodeaban. Pasaban los episodios y me tenían pegado a la pantalla por todo lo que era el anime: el apartado visual era sublime, la dirección era sublime, la banda sonora era sublime, el doblaje era sublime, los personajes eran sublimes, la historia era sublime, vamos que todo era y es sublime. Anime perfecto donde los haya, pero es que ese puntito que lo hace tan especial es lo que comentaba al principio, que este anime es algo más emotivo-sentimental, tanto que a mí las partes que menos me han gustado han sido todas las que tenían que ver con duelos o peleas (me encantaron también no me malinterpretéis) porque el titulo ya te dice lo que es lo bueno del anime: el viaje.

Entras a un anime con todo resuelto en el minuto cero, el grupo del héroe ha derrotado al rey demonio y ya lo único que queda es paz rota a veces por pequeños restos de esta facción enemiga. Tan resuelto está que en los primeros cuatro episodios la patada emocional que te mete es tan grande que te deja en cuadro. Esos cuatro episodios ves a los héroes humanos compañeros de Frieren y tan pronto como los conoces ellos mueren. No es gracias a una tragedia que se lleve su vida, es que mueren de viejos, lo que has visto es el paso del tiempo, han pasado más de medio siglo tan rápido en pantalla que ni te has dado cuenta, has vivido y sentido lo que vive y siente Frieren. Ves la tristeza e impotencia de Frieren al ver morir a Himmel debido a que no pasó el suficiente tiempo con él, ves a Frieren intentando corregir sus errores estando con Heiter sus últimos años de vida y adoptando a Fern como su maestra a petición del monje, ves cómo después del fallecimiento de ambos la elfa decide emprender otra aventura para reunirse con sus compañeros en el más allá. Ves a Frieren y empatizas con ella al instante. Los otros veintitantos episodios siguen esta nueva aventura de Frieren con su aprendiz Fern y el joven guerrero Stark, una en la que recorrerán ciudades y aldeas en su camino al norte, donde compartirán vivencias y se enfrentaran a terribles enemigos y pruebas. ¿Y sabéis por qué he dicho antes que las partes de acción no me parecen las mejores? Porque lo mejor de este anime es el viaje, son todas esas pequeñas historias que se van dando según avanzan en su camino, son todos esos recuerdos de Frieren que ahora están ayudándola a construir este nuevo camino, son esos pequeños momentos. Me encantan los episodios llenos de acción donde nuestros protagonistas se enfrentan a Aura y compañía en lo que es un despliegue de recursos que dan lugar a una animación sumamente brutal, pero prefiero mil veces esas pequeñas historias como la del viejo Voll defendiendo una aldea en recuerdo de su difunta esposa, pequeñas historias cotidianas y no tan cotidianas que han hecho que se me haya escapado alguna lagrimita la verdad. Por eso digo que posiblemente el destino hiciera que me viera el anime en vez del manga en su momento, porque posiblemente esté en ese momento justo de paz mental y claridad que me haga apreciar tanto estas pequeñas cosas. Ahora que ha acabado esta primera temporada tengo dos cosas claras: que me duele una barbaridad estar sin episodio de Frieren semanal y que este es el mejor anime que he visto en mi corta vida, un anime que transciende al medio nipón y que perfectamente puede codearse de ser una de las mejores piezas de ficción hechas recientemente, una obra maestra donde las haya por simplemente representar de una manera inigualable un principio: la vida no es más que un viaje donde el destino es lo de menos.

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