Feliz cinco cumpleaños, AEW

Hoy es 25 de mayo, por lo menos en el momento de publicación de este texto, hace cinco años AEW celebraba su primer show en Las Vegas, siendo este la primera iteración de Double Or Nothing. Cinco años desde su primer evento, cinco años y algunos días más desde su fundación en un uno de enero. Se que no es el día exacto pero quería rememorar en cierta manera estos cinco años de AEW, así que hoy, en ánimo de celebrar su cinco cumpleaños, hablaremos de la historia de All Elite Wrestling en este periodo, de sus altibajos y de, sobre todo, como cambiaron la industria de la lucha libre.


¿Cómo creéis que pudo nacer una de las empresas de wrestling más grandes del mundo en la actualidad? Intentando cerrarle la boca a un periodista. Suena estúpido pero esto es así, unas declaraciones causaron una reacción en cadena que nos llevó a la actualidad. La primera ficha de dominó en caer fue culpa del reconocido Dave Meltzer, quien afirmó en 2017 que “ninguna empresa estadounidense que no fuera WWE podría vender más de 10.000 tickets para un show”. Esto causó una respuesta por parte de Cody Rhodes y los Young Bucks, quienes con ayuda externa y de otros miembros de The ELITE como Kenny Omega celebraron en septiembre de 2018 el show de All In, vendiendo más de 11.000 entradas en el Sears Centre de Chicago, convirtiéndose en el show de lucha libre más multitudinario fuera de WWE o WCW desde 1993. Un éxito rotundo que hizo que estas cuatro personas mencionadas más Adam Page anunciasen el primero de enero de 2019 el nacimiento de All Elite Wrestling, una compañía que buscaba seguir ese slogan de “Change The World” homónimo a la facción. Con la financiación del magnate Sahid Khan, la dirección de su hijo y megafan del deporte Tony Khan y los fichajes de luchadores como Chris Jericho y PAC, la recién creada AEW celebraría su primer show en el MGM Grand Garden de Las Vegas frente a 11.000 personas: Double Or Nothing. El 25 de mayo de 2019 veríamos combates de calibre como el icónico Cody Rhodes contra Dustin Rhodes o el main event donde Chris Jericho vencería a Kenny Omega para avanzar en su camino a ser el primer campeón mundial de la empresa, evento que culminó con el debut de Jon Moxley. Los siguientes meses se vería como tomaba forma la compañía: Chris Jericho convirtiéndose en el primer campeón mundial, la creación de All Out, el crecimiento del roster, el nacimiento del campeonato femenino y el del campeonato por parejas y muchas cosas más. La más importante sin duda fue el estreno de AEW Dynamite, su programa semanal televisivo que supondría el regreso de la lucha libre a TNT desde la desaparición de WCW. All Elite Wrestling arrancaba de la mejor forma posible.

AEW empezaba sensacional, se posicionaba en la industria del wrestling de manera privilegiada, nació como una alternativa y triunfaba por ello debido a que los fans necesitaban algo distinto a WWE, una WWE que estaba pasando en 2019 por uno de sus peores momentos en cuanto a elemento creativo y opinión de los fans se refiere. Todo iba sensacional hasta que algo completamente ajeno al wrestling explotó: el COVID. Todo el mundo se paralizó, incluida AEW, que en su búsqueda de seguir con el show a toda costa nos dio una de las épocas más queridas para los fans de la marca: la AEW de Daily’s Place. En un periodo tan duro la empresa consiguió crear una zona con una especie de aura mágica, un recinto con un graderío formado por luchadores de la parte baja de la cartelera y trabajadores de la compañía donde veríamos a Jon Moxley convertirse en el “ace”, a Kenny Omega y a los Young Bucks llegar a la cima de su propia creación, a grandes luchadores debutar, a jóvenes talentos brillar, a nuevos campeonatos ser creados, a nuevos campeones ser coronados y, sobre todo, vimos muy buen wrestling. Mox, MJF, Darby Allin, Brody Lee, FTR, Orange Cassidy, Eddie Kingston y Sting entre muchos otros brillaron como caras nuevas bajo este foco improvisado. Una época recordada con cariño que nos dio también momentos tristes y duros como el fallecimiento de Brodie Lee, una tragedia sin igual con una despedida y conmemoración emotiva, el considerado mejor episodio de Dynamite en toda su historia, lo que él se merecía. Unos meses donde hubo de todo y de donde AEW sacó lo mejor de una situación horrible, algo que hizo que se establecieran del todo como compañía número dos en el wrestling norteamericano y también en el wrestling internacional.


Acabó la lucha libre sin fans presenciales y AEW decidió tirar la casa por el tejado, no solo dándonos la más que celebrada coronación de “Hangman” Adam Page como campeón mundial sino también con debuts inmensos como los de Christian Cage, Adam Cole, Bryan Danielson (estos dos últimos formaron el final más icónico de un show de la compañía en All Out 2021) o el más que icónico regreso a la lucha libre de CM Punk. Todo era brutal, todo era sensacional, estábamos viviendo un sueño, veíamos cosas que jamás nos íbamos a imaginar, estábamos viendo a CM Punk volviendo a subirse a un ring, estábamos viendo un show conjunto entre AEW y NJPW, incluso pudimos ver combates de ensueño como fue ese Kenny Omega contra Bryan Danielson. Todo era maravilloso, el wrestling visto iba a pasar a la historia, ese periodo entre Double Or Nothing de 2021 y ese All Out de 2022 será recordado como la edad dorada de la compañía, pero toda gran historia tiene su fin.

La fecha fatídica es All Out 2022, la fecha donde todo estallaba por los aires y donde AEW se veía comprometida de gran manera. Una mecha que se prendió de una manera algo accidental y que fue quemándose bajo radar hasta que hizo saltar la dinamita por los aires. Efectivamente, estoy hablando del “Brawl Out” momento en el que CM Punk y The ELITE tenían una pelea campal en el vestuario de la compañía a raíz de una de las ruedas de prensa más surrealistas vistas en este deporte con el oriundo de Chicago como deleznable protagonista. La historia venia de atrás, venia desde poco antes del combate entre Punk y el campeón Hangman Page y culminó en la Chicago natal del hombre que arrebató el título al vaquero. Se dijeron muchas cosas sobre ese momento, se dieron muchas explicaciones y se escucharon muchas versiones, se formaron bandos y se formó confrontación pero nada salía en claro, lo único que salió en claro es que fue el principio de la peor época de AEW. Todo continuaba con normalidad, se apostaba por MJF como campeón después de que Moxley volviera a echarse a la compañía a la espalda tras la ausencia de los protagonistas de dicha trifulca, pero siempre había algo que hacía que no funcionase. Algo en el producto no acompañaba, y cada vez que lo hacía algo lo eclipsaba. Nacía AEW Collision, el tercer programa semanal de la compañía, pero se veía de manera clara que este era el programa de Punk mientras que Dynamite era el de The ELITE, no era algo malo pero sí que se sentía raro. Al final no solo esto se sentía raro, todo lo hacía, y cada vez que la compañía intentaba brillar todo se iba a la mierda. El colmo del colmo fue All In, un show que hizo historia llenando el estadio de Wembley con más de 80.000 personas (y que fue muy bueno la verdad) que fue eclipsado por el despido de CM Punk tras agredir físicamente a Jack Perry en el backstage. Todo era un caos, Punk saboteaba su carrera y su legado de gran manera, los ratings televisivos no hacían más que caer, la prensa se cebaba con las malas decisiones tomadas por AEW (y también por un claro sesgo y favoritismo de algunos miembros de esta) y la compañía se veía incapaz de dejar atrás todo esto. Si a esto le sumas que el producto estaba sufriendo un bajón y que WWE parecía estar mejor que nunca pues el panorama no pintaba bien.


Todo parecía ir mal pero AEW se ha decidido agarrar a lo que se le daba bien y a lo que se le dio bien en estos meses: el wrestling. Podríamos decir que AEW está en la época del “renacimiento” en el sentido más literal de la palabra, parece que busca dejar atrás todo lo malo y apostar por todo lo bueno que quedó en un segundo plano durante, algo que parece estar funcionando. Han apostado por fichar espectacular, así lo demuestran los fichajes de Jay White, Adam Copeland, Mercedes Moné, Kazuchika Okada o Will Ospreay. Han apostado por dar una capa de pintura y vida a sus shows semanales y por darle otra vez algo de mística a sus shows. En definitiva, han apostado por lo que les funcionó de 2019 a 2022, por su visión del wrestling. Gracias a esto hemos vuelto a ver momentos geniales como la coronación de Swerve, combates de ensueño como ese Ospreay contra Danielson, eventos mágicos como Revolution 2024, hemos vuelto a ver muy buen wrestling. Quizás la situación no es la de antaño, no es la de un soplo de aire fresco que busca destronar al líder indiscutido que está pasando malos momentos, ya no es eso. Ahora WWE ha dejado atrás muchas cosas, tiene a su espalda todavía una gran mancha imborrable gracias a su antiguo dueño pero en cuanto a wrestling se refiere están en su mejor momento en muchísimo tiempo. AEW ya no es la compañía nueva disruptiva, ya no es lo “cool”, ya no es ese soplo de aire fresco, ahora AEW es la numero dos en un mundo donde es casi imposible vencer a la numero uno, pero eso está bien. Al final eso no importa, AEW en sus cinco años ha demostrado ser una empresa increíblemente viable, ha dado una alternativa a los fans, ha hecho que las demás se pongan las pilas porque hay competencia, ha dado más oportunidades y más puestos de trabajo, ha dado una nueva vida al wrestling, quizás una nueva época dorada como la vista en los 90. Y el futuro pinta también bastante bonito para ellos viendo como van a volver a Wembley y como un nuevo acuerdo sumamente lucrativo con WBD está al caer. Lo único que puedo decir por este quinto cumpleaños es gracias, eso y que ojalá cumpla muchos más porque esto significa que a la lucha libre le va bien.

Artículo Anterior Artículo Siguiente