Las redes sociales, tu infierno personal

Siempre he dicho que internet es lo mejor y a la vez lo peor que ha podido pasarle a la humanidad. Un lugar de libre acceso (bueno cada vez esto es más mentira) donde puedes acceder a mil y un contenidos, a mil y un fuentes de entretenimiento y a mil y un pozos de sabiduría, un lugar donde informarse y vivir hobbies tanto en soledad como en la compañía de miles de personas que comparten tu pasión. Aunque es también un sitio de mala muerte donde reina el caos y la desinformación, donde el anonimato es para muchos sinónimo de carta blanca para realizar todo tipo de agresiones. En esta dualidad se mueve el internet, pero últimamente estamos viendo como una faceta de este mundillo como son las redes sociales están decantándose más hacia un lado de la balanza. Y hoy vengo a hablar de este tema, de estas redes sociales, de cómo estos sistemas online están convirtiéndose poco a poco en un área donde en vez de maravillarte por compartir tu disfrute y opinión por ciertos gustos sufres por ello, de como estos espacios se están transformando en la manifestación de tu infierno personal.


Para hablar de este fenómeno que he comentado no viene de más hablar sobre lo que es una red social al uso, y no me estoy refiriendo a las SNS (Social Networking System) a las que nos referimos de esa manera sino al termino mayormente correcto. Una red social al final no es más que una estructura formada por varias personas o actores vinculados de distinta manera como si fuera, por ejemplo, un mapa de nodos. En el mundo de las “redes sociales” en el significado tecnológico de este término, esos actores podemos ser tu o yo entre cientos o miles de personas y esos vínculos, a parte del elemento técnico de conectividad y demás, pueden ser nuestras aficiones y demás, todas ellas compartidas dentro de los distintos sistemas de estas plataformas. Si en Twitter tenemos los textos cortos, en Reddit pues tenemos los posts con comentarios y en Instagram las fotos de distinta temática. Al final nosotros usamos estas redes para estar informados y/o compartir nuestros hobbies y demás con distintos tipos de personas a las que conocemos en persona o a las que no. Y la lógica aquí es que básicamente X persona conecta con Y porque, al final del día, comparten una pasión por algo aunque su opinión pueda diferir. Esto suena perfecto, un lugar donde informarse, donde conocer gente con la que compartes algo, donde conocer cosas nuevas, pero al final lo que está pasando en estas redes sociales es que al final no acabas en “contacto” con otras personas gracias a compartir pasiones sino gracias a un cierto ciclo de odio por muy estúpido que suene. 

Me voy a explicar mejor con un ejemplo práctico, quien me siga en redes sabe que a mi hay una cosa que me encanta, la lucha libre. Me encanta el wrestling y, por ende, dentro de este deporte/industria prefiero una empresa a otra como la gente prefiere un equipo de futbol a otros o como un tipo de comida puede gustarte antes que otro. Yo soy fan de AEW y las redes sociales me permiten seguir y ver opiniones sobre esta compañía, tanto para lo bueno como para lo malo desde un punto de vista critico en el mejor significado de la palabra. En definitiva, me permite formar parte de una pequeña comunidad en donde todos compartimos una misma pasión, ¿no? Pues esto es absolutamente mentira, porque sí que es verdad que en parte todo lo anterior ocurre pero también ocurre toda una situación que hace que me ponga negro y que me cueste disfrutar este hobby. La culpa es de una rivalidad empresarial, ya que AEW es rival de la archiconocida WWE, y resulta que en redes también existe ese duelo, uno llevado hasta tales extremos que hace que el ambiente sea prácticamente irrespirable. Si eres fan de AEW casi no tienes derecho a ver u opinar WWE por algún extraño motivo (esto dicho por los propios fans de WWE) y al revés también, no puedes criticar tampoco el producto porque te tachan de “hater” o de perteneciente al otro bando y tantas otras cosas. En definitiva, o eres de un equipo o del otro, y si eres parte de un equipo debes de abandonar la lógica absoluta y abrazar el tribalismo, debes de defender hasta la muerte a tu empresa millonaria favorita. La cosa es que la vida no funciona así y existe gente que es neutral o que sí que prefiere una de las dos pero entiende que cada persona disfruta una cosa distinta (yo entro dentro de este cupo), y esa gente es la que sufre más. Siempre te vas a encontrar en el fuego cruzado, si opinas ya te entra gente al trapo, y si no opinas también porque tienes que comerte mil y un cosas increíblemente estúpidas y sesgadas en el simple hecho de navegar sin malicia, ya no solo opiniones sino noticias y demás contenido realizado por medios “profesionales” o entidades con cierta importancia dentro del wrestling. En definitiva, estas jodido, no puedes entrar a Twitter para informarte u opinar de lucha libre sin querer pegarte un tiro cada diez minutos.

El problema es que esto no pasa solo con la lucha libre, pasa con absolutamente todo: no puedes opinar sobre videojuegos porque existe una gilipollez llamada “guerra de consolas”, no puedes opinar sobre futbol porque “mi equipo es el más grande o es mejor que el tuyo y lo que pasa es que tienes envidia”, no puedes opinar sobre política porque o eres “un rojo de mierda” o “un facha de los cojones”, no puedes opinar sobre cosas porque cabe la posibilidad de que un fandom entero te intente quemar en la hoguera por mancillar su elemento más sagrado. Pero ya no es solo opinar, no puedes ni decir la verdad, no puedes ni decir que cierta noticia es falsa o que cierta práctica es deleznable porque alguien con menos capacidad intelectual que un bonobo va a sacudirte sin motivo. Por poner ejemplos prácticos y reales, ¿eres traductor y una IA o alguien sin capacidades te quita el curro? ¿Eres actor de doblaje y ves como un famosete se lleva un papel por la cara? Tranquilo, ya llegará el gilipollas de turno a decirte que no podemos juzgar trabajos sin haberlos visto y que no podemos hablar de intrusismo laboral (spoiler: es intrusismo laboral). Por pasar puede pasar hasta que opines sobre algo de tu ámbito laboral y un tolai sin conocimiento de causa te diga que no tienes ni idea de tu propia profesión. Bendito infierno son las redes sociales, entré para ver la previa del Mirandés - Pucela y acabé viendo como varios fulanos difundían y defendían noticas falsas sobre el COVID.

Pero, ¿por qué ocurre todo esto? ¿Por qué hemos llegado a estos puntos de polarización tan grandes? Fácil, por uno de dos motivos, o por una especie de fanatismo ciego carente de lógica o porque es muy sencillo sacar algún tipo de redito a través de estas prácticas. La primera es muy sencilla y se explica en sí misma, vivir todas y cada una de las facetas de tu vida como si de tu equipo de futbol se tratase, una mentalidad que hace más daño que bien pero quien soy yo para decirle a cada uno como vivir su vida. La segunda es la más preocupante, la que en cierta medida alimenta la primera y el por qué ocurre todo esto. Es que es muy fácil de entender, ¿es más fácil llegar a cierta relevancia gracias a un buen trabajo o gracias a remover las aguas? Es la aplicación del principio “mejor que hablen mal de mí a que no hablen”, lo cual es un asco pero es lo que hay. La cosa es que cuando esto ocurre en comunidades o en redes sociales cuyo beneficio es casi nulo más allá del ganarse una cierta fama pues se puede paliar, siempre ocurre que habrá alguien que necesite atención y casito pero solo eso y ya. El problema es cuando entra otro elemento, el dinero, y la pasta no diferencia entre tener buena fama o mala fama, solo sabe de fama. Y así estamos ahora en Twitter o “X” según el tolai de Musk y su sequito de tontolabas, una red social lleno de gentuza y noticias falsas que busca visualizaciones de manera desesperada a través del denominado “hatebait” y prácticas del estilo para rascar cuatro perras. Pero ya no solo es eso, es que este punto de intentar mantenerse relevante cueste lo que cueste retroalimenta el otro punto negativo comentado, por algo decía que uno dependía del otro, si tienes a alguien siendo atacando cual martillo pilón por otro pues al final va a haber gente que haga lo mismo porque esta persona lo hace, vamos una especie de legitimización bajo un falso pretexto o ídolo. Un bucle constante de basura y miseria que al final hace que estos lugares nacidos para compartir hobbies y pasiones se convierta en una especie de campo de batalla donde tú tienes que defender tu postura u opinión como si de mantener la posición en una guerra de trincheras en la Francia de 1917 se tratase.


En definitiva, ¿merece la pena este infierno en la red? Pues no la verdad, las redes sociales son una absoluta basura, un lugar donde reina el tribalismo y forofismo promovido por gente que busca cualquier mínimo redito económico o de cualquier otra índole. No hay espacio para la crítica, no hay espacio para la verdad, no hay espacio para nada que no sea una guerra. Entrar con el pretexto de compartir algo que te apasiona acaba convirtiéndose en una dualidad marcada por tener que aguantar ciertas chorradas o tener que ver otras tantas sin poder evitarlo. Pero siempre hay un rayito de luz que asoma, por algo comenté que eran las redes sociales en su definición, un conjunto de personas relacionadas por algo en común, y aunque todo esto ahora sea tétrico sigue habiendo espacio para esto. Hay mucha mierda, sí, pero si consigues escarbar y buscar bajo toda esta basura te vas a encontrar con todito lo que hemos comentado: gente que comparte tus pasiones. Las redes son basura, pero gracias a esta basura he podido conocer a distintas personas con la que comparto pasiones, con las que puedo tener una conversación o una discusión civilizada, gente también que se dedica a otras cosas en la vida o que sabe de otros temas y que al final conocerlas ha servido para que aprenda alguna que otra cosita. Ojala estos pequeños círculos se sigan manteniendo a pesar de esta vorágine de monetizar hasta el respirar, ojalá siga habiendo hueco para estas pequeñas cosas que eran el principal motivo de la existencia de estas redes sociales, pero de momento a rezar para que pasemos de buena manera este nuevo infierno en la tierra, tu infierno personal.

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