GHDPW vol.6: Bray Wyatt

Hoy, 24 de agosto, se cumple un año desde el triste fallecimiento Windham Rotunda. Hijo de Barry Windham, nieto de Blackjack Mulligan y hermano de Bo Dallas, el conocido por todos como Bray Wyatt nos dejaba en la que era una de las noticias más tristes e impactantes en el wrestling reciente junto a tragedias como las de Brodie Lee o Jay Briscoe. Hoy, en este triste aniversario, he querido volver a escribir en esta sección de “Grandes Historias del Pro Wrestling” donde hablo sobre luchadores, facciones y rivalidades entre otras cosas que o han sido de gran calidad o que han marcado época de una forma u otra, y que mejor momento para hablar de una de las carreras que más se han quedado grabadas en el colectivo de la lucha libre en los últimos años. Historia de altibajos, de grandes momentos y combates, de bajones y decisiones incomprensibles pero, sobre todo, historia de uno de los genios creativos de este deporte en el siglo XXI.


La primera aparición de Windham en el gran escenario del wrestling se remonta a 2010 bajo un papel intrascendente como miembro de The Nexus. La facción, la cual da para otra historia de estas, era formada por miembros del antiguo (y lamentable) programa llamado NXT donde competidores se enfrentaban en pruebas algo absurdas y rocambolescas para ganar un contrato en la compañía. Windham, bajo el nombre de Husky Harris, entró como parte de una oleada de nuevos miembros tras competir en la segunda temporada del show ya mencionado, adoptando un rol de trasfondo y relleno en la facción. Vivió bajo el mandato de Wade Barrett y CM Punk, viéndose involucrado en rivalidades contra John Cena y Randy Orton principalmente. Quitando ciertos momentos, la existencia de Husky Harris fue sencillamente intranscendente, haciendo incluso que desapareciera de la programación principal de WWE poco más de seis meses después de su debut. Con todo esto regresó a las bases, al territorio de desarrollo por aquel entonces llamado FCW. Probó suerte con Husky Harris otra vez, intento sacar adelante otro personaje que nunca vio la luz, muchos intentos e ideas pero su suerte no cambiaba, nada funcionaba. Todo parecía indicar que se perdería en el limbo en el que mucha gente que llega o casi llega a la WWE se queda, pero una idea le cambió la vida y la carrera para siempre: The Wyatt Family.

Nacía la nueva NXT, un territorio de desarrollo surgido del programa de telerrealidad homónimo y que venía a ser el sustituto de FCW. Look nuevo y sangre nueva, entre las que estaba Windham con nuevos compañeros y nueva personalidad. Adiós a Husky Harris, hola a Bray Wyatt, un lunático salido de los pantanos del sureste norteamericano el cual era líder de un culto llamado “The Wyatt Family” formado por él mismo, Luke Harper y Erik Rowan. El personaje fue un bombazo, mas incluso tras su debut en el roster principal, parecía que la WWE volvía a tener un personaje de mística tenebrosa y orígenes extraños como lo fue Undertaker en su momento. Esta familia y, sobre todo, su líder, pilló por sorpresa a todos gracias a un personaje y rivalidades llenas de tensión, momentos crípticos y extraños que conseguía enganchar al fan generándole una sensación de desazón y alienación que pocos sabían lograr. Con esta carta de presentación se plantó con sus hermanos de culto en el roster principal poco después de hacerse el año desde su primera aparición en NXT. Kane, CM Punk, Daniel Bryan, todos sufrieron sus tácticas y juegos mentales, pero quien de verdad explotó todo lo que tenía que ofrecer Wyatt fue nada más y nada menos que John Cena. La que considero una de sus mejores rivalidades fue contra el líder de la “Cenation”, en donde el personaje de Bray Wyatt alcanzó sus cuotas más altas usando todo su arsenal para romper psicológicamente a la cara de la compañía. En una rivalidad que duró meses y varios capítulos, Bray intentó destruir a Cena y arrastrarle al abismo ya que, según él, la heroicidad y el amor por sus fans no eran más que una farsa. Intentó sacar el “monstruo” que en teoría Cena tenía dentro en WrestleMania XXX pero falló en el intento. Consiguió mermar mental y anímicamente a su rival tras usar tanto un coro de niños como a un niño del culto cantando la canción homónima al personaje de “He's Got The Whole World In His Hands”, lo que le dio la victoria en su segundo enfrentamiento. Para cerrar esta rivalidad, la última y definitiva risa fue de John Cena tras vencer a Bray Wyatt en un “Last Man Standing Match”. A partir de este punto, no fue más que una colección de altibajos.

Después de John Cena fue el turno de Chris Jericho. Después de salir victorioso contra este nuevo rival, Bray se separó del resto de la familia y se enfrentó a Dean Ambrose primero y luego a Undertaker en WrestleMania 31 en un encuentro obvio de “pasado contra futuro” donde Bray salió derrotado. Después de esto, la familia Wyatt volvió a reunirse sumando a la ecuación a Braun Strowman, aunque esta sufrió múltiples cambios a lo largo de los meses hasta llegar a la última gran rivalidad del personaje: Randy Orton. En un giro de acontecimientos sorprendente, y tras perder contra Bray gracias a la ayuda de Luke Harper, el mítico Randy Orton decidió unirse a su rival para formar parte de la nueva familia Wyatt. Desde octubre de 2016 hasta el desenlace de esta historia en WrestleMania 33, el líder del culto saboreó el oro a lo grande, primero convirtiéndose en campeón por parejas junto al resto de miembros de la familia y luego ganando su primer y único campeonato de la WWE. La historia seguía su curso y la disidencia en la familia llegaba para romperla por completo. Primero fue la salida de Harper tras perder los campeonatos por parejas y tener serias rencillas con Orton, luego fueron las victorias de los dos miembros restantes. Si Bray Wyatt ganaba el oro en febrero de 2017, el asesino de leyendas se llevaba el Royal Rumble un mes antes. ¿Retaría Orton a su compañero y líder? La palabra de Randy era que no iba a ser el caso, pero nunca confíes en una víbora. Todo fue parte de un plan, uno largo y meticuloso en donde Orton destruía a su enemigo por completo desde dentro. Primero era ganarse su confianza, luego acabar con cualquiera que pudiera suponer un estorbo y por ultimo destruir todo lo que significaba algo para Bray, incluida su casa y la tumba de la hermana Abigail. Era la primera vez en cinco años que la presa de los juegos mentales no era su oponente sino el propio Wyatt, la primera vez que alguien conseguía meterse debajo de su piel y llevarle a terreno desconocido. Aun así, Bray no quiso perder esta guerra y decidió intentar inclinar la balanza de la batalla psicológica a su favor en WrestleMania 33, algo que no le sirvió para evitar perder su campeonato contra el “Apex Predator”. 


Este fue, sin duda, el último punto álgido del personaje, sin la familia y sin el toque que daba alas al personaje, Windham se encontró inmerso otra vez en un vortex de intrascendencia y mediocridad como demostró su rivalidad contra Finn Bálor, una que nunca vio una conclusión y lo agradecemos tanto por la rivalidad en sí como por en lo que podría derivar ese enfrentamiento definitivo. Si, sobrevivió a esa rivalidad y volvió a ganar un campeonato, pero este fue el de parejas contra un “Woken” Matt Hardy que también estaba viendo como su personaje caía en ese mismo pozo. Era hora de un cambio, uno que sin duda demostró el genio creativo de Windham: nacía The Fiend y The Firefly Fun House.

En abril de 2019, Bray Wyatt regresaba a la programación de WWE como presentador de “Firefly Fun House”, un programa de corte infantil con viñetas y marionetas donde Bray buscaba dejar atrás los fantasmas y tormentos del pasado aunque estos parecían asomar. Estas viñetas sirvieron a la perfección para establecer a su nuevo personaje llamado “The Fiend”, un alter ego del propio Wyatt que no era más que la personificación de todo este tormento y odio en un personaje diabólico y prácticamente invencible. Sin duda este personaje generó furor y reacciones, primero una segmentada de amor-odio debido a lo extraño e irreal que era para luego derivar en una opinión general que tildaba de brillante toda esta parafernalia. Windham lo volvía a hacer, volvía a crear otro personaje icónico en la industria pero, como era de esperar, los altibajos volvían a su carrera por culpa del que era verdaderamente los fantasmas del pasado que volvían a atormentarle: las decisiones creativas. Todo fue una montaña rusa, tocó el cielo ganando dos veces el campeonato universal pero las derrotas inexplicables y terriblemente llevadas contra Seth Rollins y Goldberg hicieron mucha mella. Al igual que con su personaje líder de un culto, John Cena fue la mejor rivalidad de esta etapa y Randy Orton el principio del fin. Contra el primero tuvo el que es considerado el combate más único y narrativamente brillante de la compañía, un encuentro cinemático en WrestleMania 36 donde Bray atormentó a Cena recordándole los puntos bajos de su carrera y todo lo que pudo ser y al final no ocurrió. El caso de Randy Orton fue similar al de su duelo en WrestleMania 33 pero con la diferencia de que la historia fue lo único rescatable ya que esta vez tanto la historia como el combate fueron nefastos. WrestleMania 37 fue el final de The Fiend y aparentemente del propio Windham, ya que en julio de 2021 fue despedido de la WWE.  


“Nunca digas nunca” es una frase muy usada en la vida, más aun con la carrera de Windham Rotunda, porque nadie pensaba que iba a regresar y cambiar por tercera vez pero el tiempo nos quitó la razón. En septiembre de 2022, Windham regresaba a WWE recibiendo el cariño merecido de unos fans que sabían de la brillantez de su mente y de lo valiosos que fueron sus dos personajes previos. Regresaba con un nuevo personaje, “Uncle Howdy”, y aunque pudimos verle en acción contra LA Knight todo esto acabó terminando de buenas a primeras. Los planes para el nuevo Bray Wyatt se cortaron de raíz a principios de 2022. Nadie sabía nada, se asumió que habría sufrido algún tipo de lesión o que ciertos problemas personales le tenían apartado del wrestling. Las dudas parecían despejarse cuando el 19 de agosto de 2023 parecía que se había dado luz verde al regreso de Bray, pero tan solo cinco días después se conocía el tan triste desenlace. Un ataque al corazón causado por la enfermedad de COVID-19 que le causó desaparecer de la programación privó a una mujer de su esposo, a varios niños de su padre y a los fans del wrestling de un talento de época. Duelen estas noticias, por quien era dentro y fuera del ring, por todas esas personas cercanas a él y por el vacío que deja en esas vidas y en este deporte, se fue increíblemente joven y dejando un vacío enorme. Al igual que con Brodie Lee o con Jay Briscoe, lo único que podemos hacer es recordarle con cariño, valorar su carrera y honrarle en la medida que se merece, porque sin duda alguna Windham ha sido, es y será por siempre una de las grandes mentes del wrestling moderno. Descanse en paz.

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