Review Neon Blood: las brillantes luces de neón no cubren todas las imperfecciones

Mi backlog de videojuegos sigue siendo más largo que el entramado que forma la muralla china, y ante una completa falta de tiempo como de conocimiento por saber que jugar, aproveché el lanzamiento de uno de los juegos indie que más me ha estado llamando la atención en los últimos meses. Efectivamente, estoy hablando de Neon Blood, la aventura desarrollada por el estudio madrileño ChaoticBrain Studios, y hoy vengo a hablar de este jueguito para ver si ha estado a la altura del hype vivido (al menos por mi parte) estos meses.


Neon Blood nos lleva hasta un 2053 distópico donde seguimos la historia de Axel McCoin, un detective en la ciudad de Blind City donde tendrá que investigar el paradero de la sanguinaria Robin Slash, quién está asesinando a empleados de Nilkcorp, empresa tecnológica de Ruby Emerald. Este caso no es el único problema de Axel ya que está peleando contra una adicción al Spark, una droga peligrosa que es la única solución a sus grandes dolores. Esta es una historia donde Axel, en su intento de atrapar a la asesina, irá desentramando poquito a poco un oscuro secreto que se cierne sobre Blind City a la vez que irá recordando un pasado del que no tiene memoria alguna. Esta historia, por como suena y por cómo se desarrolla, no es más que un cliché formado gracias a la inspiración de otras historias policiacas de los 80 y los 90. Una historia noir que coge claras inspiraciones de otros juegos y de películas como Blade Runner para formar ese comentado cliché tanto para bien como para mal. Para bien porque el cine con un detective que vive a base de “catchphrases” y que es el más molón de una ciudad gris bajo la lluvia que intenta camuflar de mala manera la desgracia con colores brillantes gusta siempre, lo malo es que esta historia la hemos visto ya muchas veces. El final me lo olía desde el principio, algo que no es malo pero que resta sin duda, aunque para mí resta mucho más que el juego no haya dado tiempo para brillar aún más a todas estas facetas molonas de una historia ya vista pero siempre chula.

Viendo ya todo lo relacionado a la historia, es turno del gameplay, uno que deja a título personal más contras que pros. El juego se basa en dos facetas, una de exploración e investigación por los distintos escenarios del juego y otra de combate por turnos. La primera es para mí un querer y no poder, ya que explorar las mencionadas zonas es una gozada pero se sienten como que se podía haber aprovechado mucho más. He disfrutado el simple hecho de caminar por los escenarios y me ha encantado la faceta de investigación pero se han sentido cortas, escasas, como que podría haber dado de sí mucho más. Todo el tema de recorrer zonas buscando pistas, analizando pruebas y buscando respuestas me ha absorbido por completo y hubiera disfrutado que me hubiera absorbido por un poquito más de tiempo. Por el otro lado se encuentra el combate, uno simple y aburrido como él solo que solo brilla en las secuencias “Quick Time Event” al ser dinámicas y visualmente llamativas. El combate son simplemente duelos por turnos, unos donde no hay progresión de nivel y donde lo importante es que te bendiga el Dios del RNG, ya que básicamente solo vas a usar uno o dos ataques y la curación. Debido a esto y a la ausencia de dificultad real, el combate no es más que un trámite soso y aburrido el cual tienes que pasar para disfrutar explorando de nuevo Blind City y alrededores, un combate que me ha hecho plantearme si de verdad era mejor opción esto que un simple combate de atacar y esquivar sin necesidad de turnos.

Llegados a este punto hemos visto un juego lleno de luces y sombras donde a veces esas facetas negativas pesan más en la balanza, aunque todo eso comentado se ve compensado e incluso tapado por un apartado visual sumamente excelso. Esta es la verdadera magia de Neon Blood, lo que entra por los ojos, una combinación de pixel art con entornos tridimensionales perfecta, una forma brillante de juntar 2D con 3D para darnos un mundo distópico lleno de decadencia y neon. El apartado 2D nos presenta una amalgama de personajes realizados en ese estilo minimalista pixel art comentado que consigue denotar singularidad a cada personaje para bien, siendo cada actor de esta historia reconocible de manera muy grata solo por sus sprites. Por otra parte tenemos esos entornos llenos de originalidad donde se mezcla ese 2D y el 3D ya mencionados, destacando la propia Blind City en ese rollito futurista-distópico al más puro estilo Blade Runner, unos escenarios donde se brilla esa mezcla de dimensiones mientras exploramos una ciudad donde contrasta los colores brillantes del neón con la tristeza y el gris de una ciudad decadente. A todo esto se le suma también las escenas animadas, pequeños clips visualmente atractivos que salen a la palestra en momentos clave de la historia cuya única pega es que duran demasiado poco ya que te dejan con ganas de ver más escenas animadas de ese estilo. Toda esta faceta viene rodeada de una banda sonora ochentera que no le hace feos al uso de sintetizadores y demás que encaja como un guante en el setting de esta trama noir.


Neon Blood es sin duda un juego con sus pros y sus contras, una historia buena pero no tanto que sufre de tener un gameplay con más notas negativas y positivas rodeada de un apartado visual increíblemente bueno. Los madrileños de ChaoticBrain Studios no han conseguido dar con la tecla en un par de apartados pero sí que han acertado rotundamente en ese estilo pixel art envuelto en un entorno 3D para darnos una delicia en ese mencionado apartado visual. Si, es verdad que que la historia no es tan buena y que el gameplay flojea, pero si este estudio sigue manteniendo el absurdo listón en la parte artística y va afinando en lo demás con sus próximos juegos seguro que van algún que otro bombazo. De momento solo tenemos este Neon Blood que, a pesar de todas las pegas, es un juego que en su completitud merece muchísimo la pena aunque sea probar, nadie se va a morir por dar 30 euros y 3-4 horas de su vida si lo que recibes es la posibilidad de jugar un neon noir estiloso como ninguno otro.