Review The Plucky Squire: la historia de un cuento infantil viviente

A veces la vida de adulto te arrea tan fuerte que lo que necesitas es escapar de ella, disfrutar de algo como si de un crío se tratase. Debido a unas semanas durillas en el trabajo y a que coincidió con su salida en formato físico, pude llevar a cabo esa necesidad disfrutando de “The Plucky Squire”, un plataformas de aventuras con un toque infantil palpable y un girito único que llama la atención sin duda alguna. Así que aquí os dejo mi opinión sobre “El Escudero Valiente”, el primer juego de All Possible Futures con el sello Devolver en su distribución.


Esta corta aventura nos lleva al libro de “El Escudero Valiente” a vivir la historia de Jota, el héroe de esta historia que consigue siempre sobreponerse a los esfuerzos de Gruñonzón, el malo maloso de esta historia que quiere gobernar con puño de hierro. Todos esos esfuerzos parecen ser en vano gracias a Jota pero, un día, todo cambia, parece que algo está distinto a la normalidad, parece que el libro… ¡HA COBRADO VIDA! No es eso técnicamente, la expresión sería que cierto hombre malvado ha conseguido que la vida del libro traspase las páginas de este y salga al mundo exterior. El plan maestro de Gruñonzón ha cambiado, ahora no quiere tomar control del reino, quiere controlar todo el libro para reescribir la historia para dejar de ser el perdedor constante de esta. Jota, con ayuda de viejos amigos y otros nuevos que conocerá en esta aventura, buscará ser el héroe de nuevo saltando entre las páginas del cuento y el mundo real.

The Plucky Squire, o “El Escudero Valiente” en la version española (en todo menos en la carátula) basa su historia y gameplay en un concepto tan tonto como brillante. Me sorprende como un concepto tan interesante como simple no haya sido explotado antes en los videojuegos, un concepto que dota a un plataformas 2D una dimensión extra de manera real y metafórica. Esa dimensión extra es literal al saltar a la “realidad” del libro pero también se aplica a todas esas cositas que implica el poder saltar entre ambos mundos e incluso manejar el libro a tu antojo cambiando escenarios y rebobinando en la historia. También se aplica a la historia en sí, ya que The Plucky Squire pasa de ser un cuento infantil normal y corriente a una historia que te involucra como lector, no solo porque tengas un mando entre las manos que maneja al prota sino porque te obliga a tocarla con tus propias manos. Sientes que eres parte de la historia porque tu con tu decisiones la estás cambiando, puedes transformar un lago en puro hielo cambiando una palabra, puedes portar objetos de una página a otra, puedes rebobinar y ello te puede dar distintos diálogos… Vamos, que por muy infantil que sea la historia (algo que es imposible negar que puede lastrar la experiencia en ciertos puntos) y por muy adulto que tú seas esta consigue engancharte con ese cierto toque “meta” que sigo sin comprender como no se ha hecho más veces.


La principal herramienta para que la historia funcione como he comentado antes es el gameplay y todas las mecánicas que te da el juego para saltar entre escenarios y marear la perdiz con el libro. Es para mí la faceta más divertida del juego, todos esos puzzles que involucraban interactuar con el cuento en todas sus facetas: cambiar de página para buscar un objeto, transformar el escenario cambiando las palabras del libro que sirven como explicación a la narrativa, interactuar con las cosas del mapa desde fuera… Incluso esto también lo vemos cuando pasamos al mundo real ya que Jota puede entrar en múltiples dibujos que se encuentre, llevando ese sistema de niveles y puzzles a otra faceta distinta. Lo mejor de todo es que, a pesar de que sea un “cuento infantil” los rompecabezas no son sencillos por lo general. No son de estos que resuelves en dos ratos pero tampoco son esos que te revientan por dentro, juegan en esa línea de donde tienes que tirar de imaginación que a veces cuesta tener, una imaginación infantil sin duda. Conceptos como el de transformar un bloque metálico en queso con una palabra que apareció cuatro páginas atrás para distraer a un monstruo ratón es de perogrullo, si, pero eso solo lo caza rápido un niño inmerso en la historia. A mayores de todo este sistema de puzzles tenemos los jefes de capítulo, jefes finales a los que te enfrentarás en distintos tipos de minijuegos francamente divertidos y particularmente complejos (no mucho tampoco) en su forma, ya que estos no se parecen en nada el uno al otro. Un sistema divertido y para mi correcto en el contexto de historia y gameplay.

Esto es lo bueno, lo no tan bueno es el combate, lo más flojo de este apartado para mi. ¿Es malo? No, la palabra es “simple”. Se basa en un sistema de ataques sencillo con habilidades a aprender y mejorar. Estas habilidades son un ataque normal, lanzar tu espada cual boomerang y un ataque giratorio destinado a atizar a múltiples enemigos. Digo que el combate es simple porque en cierto punto de la historia solo vas a utilizar un ataque de esos tres o simplemente a aporrear botones de ataque mientras te mueves como loco porque te atacan varios enemigos. Es un trámite para disfrutar todo lo demás, un trámite tampoco muy complicado ya que el incremento de dificultad solo reside en la cantidad de enemigos, cuantos más te estén intentado zurrar a la vez más difícil va a volverse todo, aunque tampoco mucho. A esto hay que sumarle el tema de los puzzles comentados, esa cosa de que a veces se te enquistan cosa mala, pero vamos esto no es problema del juego sino mío porque tengo la misma imaginación que el que rediseño de la bandera de Japón.

En tema de lo que yo denomino “lo que entra por ojos y oídos” tenemos un acierto rotundo. La localización del videojuego es impoluta, haciendo que esta historia infantil sea atractiva a todos bailando entre la narrativa para los más pequeños y los toquecitos de humor meta para los más mayores. Es algo ameno, jovial, divertido y atractivo. A esto se le suma el doblaje “One Man Army” a cargo de Pablo Calvo que brilla como narrador de principio a fin en una actuación estelar en mi humilde opinión. Como tercera pata de este apartado tenemos la banda sonora, una que destaca para bien al ser pegadiza y casar en todos los momentos con lo que requiere la historia y el juego. El apartado visual es una de cal y otra de arena en el contexto en el que jugué a esta aventura. Es un juego visualmente atractivo en la parte 2D, la dirección artística lo revienta con un libro colorido lleno de personajes pintorescos para bien. El juego rezuma alegría y vida en esta parte, ya sea por los escenarios o por los personajes que aparecen en pantalla. Esa magia se pierde cuando se pasa al 3D aunque el diseño de niveles en esa parte es bastante bueno, será que incluso en los videojuegos se pierde la magia cuando se pasa de la ficción a la realidad. La parte mala no es esto que acabo de comentar, es el absurdo problema de rendimiento en el juego para la Nintendo Switch. Es donde yo he jugado esta aventura porque creo firmemente que una consola de este estilo es la perfecta para disfrutar este cuento viviente. Los problemas de rendimiento son brutales, desde un menor número de FPS hasta un pixelado/modelado feo en muchos apartados. En el libro la consola disimula todos estos problemas pero cuando hay que salir de él se ven todas y cada una de las carencias que tiene el juego. Francamente, es una faena que la única plataforma que invita al juego a jugarlo como si de un cuento se tratase (con la consola en las manos) sufra tantísimo en temas de rendimiento a niveles de que puede estropear por completo la experiencia.


“The Plucky Squire” es un juego corto, ciertamente infantil y, a la vez, novedoso y divertido. Ese concepto de saltar entre lo real y lo ficticio pudiendo modificar este último para salvar la historia es algo que suena atractivo y resulta serlo cuando lo disfrutas con tus propias manos. Usa un pretexto de cuento infantil ciertamente prototípico para traerte ese girito tan bueno y tan bien explotado por la gente de All Possible Futures. También hay que decir que poco dudaba de este juego, si tiene el sello Devolver es por algo. La pega es como funciona el juego en Nintendo Switch, un rendimiento pobre a niveles de que si solo tenéis esa consola pues es jugable pero si podéis comprarlo para otra os lo recomiendo encarecidamente. Otra recomendación de compra, que sea en formato físico, no por solo apoyar a este medio sino porque la edición (al menos en Xtralife) te trae a mayores del juego un manual pequeñito muy currado y un bloc de notas bastante chulo por no mucho montante económico. En resumen, juego corto pero divertido que recomiendo a quienes quieran algo más de chill para disfrutarlo a lo largo de unas pocas tardes.