Una semana, el Betis - Valladolid fue hace una semana, el Pucela firmaba su enésimo regreso a segunda hace una semana. El tercer descenso en las siete temporadas de la era Ronaldo, el sexto en lo que llevamos de siglo, el undécimo a la división de plata. Una semana ha pasado desde ese partido, una semana de un descenso matemático sin tan siquiera haber jugado un partido en mayo. Cinco jornadas quedan, cinco partidos donde el Real Valladolid saldrá al verde sabiendo que es equipo de segunda una vez más. Una semana he estado dándole vueltas a esto, siete días donde mil y una emociones han salido a la palestra tras conocer nuestro destino en la 25/26: rabia, ira, tristeza, decepción, frustración y alguna más que queda en el tintero. Ni siquiera el hecho de tener el descenso claro a un 99% desde el 17 de enero o a un 80% aprox desde principios de septiembre ha hecho que esto sea más llevadero, todo ha dolido una barbaridad. Ha dolido por el puntaje, por ver como esta plantilla rompía récord negativo tras récord negativo (y los que quedan), ha dolido por ciertas actitudes, ha dolido porque todo esto se ha ido a la mierda y la gente que quería hacer algo por evitarlo ha visto como los que de verdad podían hacerlo se resignaban al inmovilismo.
Una temporada 24/25 que quedará grabada en el colectivo como una temporada negra. Fuera de la ciudad será vista como la peor temporada de un equipo en primera en todo el siglo XXI (aunque quede tiempo para sumar cinco puntos dudo que lo consigan), como la temporada donde Ronaldo abandonó definitivamente el club para venderlo, quedará como el día del antes y después en Zorrilla de una forma u otra pero solo quedará de esa forma, como un recuerdo o una anécdota de cuando hables de equipos nefastos, como otro dato y estadística que apuntar a la colección. En Valladolid va a ser recordada para larguísimo por muchos motivos: la temporada de Ronaldo y el tenis, la temporada de las ventas nefastas, la temporada de las opciones de compra lamentables, la temporada de los contratos ruinosos tanto por las cifras absurdamente altas como por lo contrario, la temporada de los récords negativos, la temporada “Made In Catoira”... y así me podría tirar horas y horas. Va a ser recordada con nombres y apellidos, múltiples de hecho. Luis “Mululu” Pérez es uno de esos, nombre que va a pasar a la historia como uno de los peores profesionales que han vestido esta camiseta por mil y un motivos, menos luces que un barco pirata y menos profesionalidad que un jugador de provincial. Otro nombre de jugador también ira para el recuerdo por encima del resto aunque la plantilla en su completitud sea un absoluto desastre, Javi Sánchez será recordado por unos cuantos como el capitán más pusilánime que muchos pucelanos hayan visto, el rey de echar broncas en el verde a cualquier compañero a su alrededor cuando a él no le daba la gana rendir pero luego mandar a Anuar a dar la cara frente a prensa y aficionados, cobarde engominado de cristal. También queda por ahí Álvaro Rubio, quien ha pasado de ser recordado con cariño por su etapa de futbolista a ser odiado por buena parte de la afición, un hombre de club sin calidad como entrenador que ha caído ante los pitorreos y mangoneos de la peor y menos profesional plantilla del club en mucho tiempo, amigote de estos maleantes llamados futbolistas que solo le ha servido para cosechar 4 puntos en 11 partidos. Domingo Catoira, otro nombre para la lista, arquitecto de esta obra que ha sucumbido a su propio peso pronto y de manera tétrica debido a la venta de cimientos sin reemplazo de calidad y al edificar esta obra arquitectónica a base de cartón-piedra cutre. Aunque el verdadero rey de este juego de “nombres y apellidos” es Ronaldo Nazario, el Real Valladolid de los vagos e inútiles poco profesionales sin pizca de amor y orgullo es su obra, todos los de abajo actúan de esta manera porque el de arriba actúa de tal manera, si es que actúa porque parece que ni está ni se le espera.
Lo dicho en este texto, podría estar aquí horas y horas escribiendo lleno de ira homicida como este equipo es una absoluta ruina, cosa que no creo que merezca la pena. Antes hablaba de las emociones aunque me dejé tres sin mencionar a propósito, siendo esas tres indiferencia , desolación y miedo. La indiferencia es la obvia, la que todos los abonados de este club al que tanto aman (porque hay abonados que van a ver dos partidos al año o a pasar el día) hemos sentido. Esta indiferencia es innegable, una sensación de que este equipo ha acabado con las ganas hasta del que ama al Real Valladolid por encima de todo. Se cuentan con los dedos de la mano la gente fuera del grupo de los que no han subido al estadio uno o más partidos porque no querían ver este desastre, ese pensamiento de “estaría mejor en cualquier otro lado” nos ha llegado a todos. Esta indiferencia es dura, te hizo no ir al campo cuando el equipo se “jugaba” algo y te hace plantearte no ir incluso cuando el Pucela te necesita aunque sea para protestar, yo mismo lo he pensado. “¿Para qué voy a ir este sábado a ver cómo nos mete cinco el Barça? ¿Por la protesta? ¿De verdad va a valer de algo?” Si hasta yo, adalid de quejarse por quejarse y persona a favor de prender fuego a todo se plantea no ir a una cita como esta quien va a hacerlo. Quizás me ha superado todo esto, quizás no soy tanto de protestar, no lo sé. Por cosas como esta pasamos a la segunda emoción: desolación. Una desolación que me revienta por dentro, el ver a mi equipo muerto viendo tan lejos una mejoría o al menos una mínima recuperación. Y de esta pasamos al miedo, un miedo tan real por tantos frentes: que siga Ronaldo, que vengan dueños aún peores, que esta estadía en segunda sea diferente al resto, que la Primera RFEF se sienta tan cerca o incluso que esta sea la última vez que veamos la primera división en una muy larga temporada.
No puedo predecir el futuro, no se si seremos el nuevo Zaragoza o nos marcaremos un Dépor aunque crea que son dos de los futuros más probables en Zorrilla, no puedo saber si los nuevos dueños van a levantar esto o no si es que alguien compra el club. No puedo saber sobre estas cosas, no sé nada, solo soy un fulano cualquiera que escribe y no de muy buena manera en la gran mayoría de las ocasiones. Soy solo un cualquiera que ama demasiado al equipo de su ciudad y al que le duele una barbaridad verlo así. Aunque ya lo dijo Valdano, “el fútbol es la cosa más importante entre las cosas menos importantes”, no va a hacer que mi vida sea peor que once inútiles sin orgullo no sepan darle a un balón pero va a doler igualmente. Solo espero que en mayo Ronaldo venda a quien sea el Real Valladolid porque esto es insostenible, espero un giro de 180º de cara a la 25/26, espero que mi negatividad no se convierta en realidad. Me da igual todo, me da igual quien esté, incluso si nos caemos fuera del fútbol profesional, no voy a abandonar a mi Pucela y espero que mi Pucela no lo haga como si que ha hecho su directiva y empleados en esta temporada. Su gente no ha abandonado al 100% porque esos somos nosotros y mientras haya alguien con la blanquivioleta el club seguirá vivo de una forma u otra. Hemos bajado, si, pero cueste lo que cueste y tarde lo que tarde volveremos a primera, o eso espero.