Tras haber finalizado el juego hace unas cuantas semanas y haber dejado marinar mis opiniones sobre él (eso y que no me daba la vida para hacerlo antes), hoy traigo mi análisis sobre el que es de momento el claro candidato a GOTY de 2025: Clair Obscur Expedition 33. El juego del estudio francés Sandfall Interactive, fundado por un antiguo trabajador de Ubisoft, está siendo la sensación del año y aquí os traigo de manera más o menos elocuente mis motivos no solo para justificar eso sino para incluso declarar de manera completamente seria por qué este puede ser un juego para la historia, una obra maestra vamos. Así que, al lío.
Durante los últimos 67 años, la gente del pueblo de Lumière ha estado viviendo a través de la festividad del Gommage, un evento que ocurre de manera anual y que no es una festividad alegre. Durante 67 años, en esta fecha señalada, un personaje pintoresco llamado “La Paintresse” escribe un número en el denominado “Monolito”, un número que indica la edad de quienes desaparecerán como polvo en el viento en este fatídico día, un número que cada año va descendiendo más y más. Tras este día seguiremos de cerca a Gustave, ingeniero con un brazo mecanizado y miembro de la expedición al monolito número 33, otra más en una serie de intentos por acabar con la pintora y parar de una vez por todas este fatídico día y la matanza que conlleva. Junto a Maelle , a quien considera su hermana menor sin compartir lazos de sangre, y otros miembros de la expedición llamados Lune y Sciel avanzarán por lograr dicho objetivo en una historia donde quizás nada es lo que parece.
Sin entrar en detalles porque si no has jugado al juego y quieres esta campaña merece ser descubierta por uno mismo, Expedition 33 cuenta una historia como muy pocos juegos cuentan, una que te hace acercarte por un motivo llamativo y que poco a poco te atrapa por otros radicalmente distintos. Una historia con tres actos sumamente buenos por motivos distintos en donde vivirás una experiencia que solo he vivido con juegos como Spec Ops: The Line. Sin necesidad de pegar un volantazo final de calibre como el juego bélico, la historia de Expedition 33 se irá descubriendo poco a poco según avanzas, algo que te irá atrapando y te hará empatizar con un elenco de personajes muy bueno. Un juego que trata de manera brillante temas como la muerte y muchas de las emociones asociadas, además de todo lo que supone manejar y sobreponerse a estas. Un juego más adulto, no por temática sino por los elementos de la trama y la forma de desarrollar su guion, uno donde también hay hueco para una pizquina de humor y ternura gracias a personajes como Monoco y Esquie. Quizás esta sea mi review de historia más corta y ambigua que he hecho pero es porque, de verdad, este es un secreto desarrollado en un mundo de fantasía que merece la pena que desveles tú como jugador (eso y porque me meteré en detalle seguramente en otro post distinto).
Habiendo ahondado lo mínimamente necesario en la historia, hablemos de otro punto por el cual he caído enamorado del juego, siendo este el gameplay. La obra de Sandfall Interactive es un RPG de ataque por turnos que bebe de muchas otras títulos y franquicias, desde algunas tochas como Final Fantasy o Persona a otras no tan masivas como Lost Odyssey, algo que hace de manera deliciosa como se ve en su resultado final. El juego no tiene mucha profundidad o chicha en cuanto a cosas que hacer, siendo solamente el “ir de punto A al punto B” y el “darse de piñas contra enemigos” pero es lo hace tan bien que da igual. El combate, sin ser un exagerado, es posiblemente o uno de los mejores o directamente el mejor sistema de combate por turnos que he podido jugar. Al igual que otros juegos como Persona, este Expedition 33 coge una fórmula súper sencilla y la rodea de elementos que la potencian por mil. Si los juegos de ATLUS lo hacen a base de estilazo gracias al arte o la música, Expedition 33 lo hace gracias a sus mecánicas jugables y a sus personajes. A mayores de las típicas interacciones de ataques y demás, el juego de Sandfall añade un sistema de timing en ataque y defensa. En ataque, como el mencionado Lost Odyssey, puedes ejecutar ataques “perfectos” que hacen más daño si le das a tu querido botón X (en PS5 esto) cuando el medidor te lo indique. ¿En defensa? Un sistema de saltos, esquivas y parrys que son simplemente la h*stia. No sé a qué mente se le ocurrió meter parrys en un juego de turnos pero por favor báñenle en billetes, la sensación de engorilamiento al conectar uno es brutal, y la euforia supina que te causa el ganar un combate sin ni siquiera realizar un ataque porque has contraatacado todos y cada uno de los golpes del rival es puro cine. A esta fórmula se le añade un sistema de habilidades asociados a cada personaje, no solo en los “tipos” de ataques sino también en la forma en la que estos actúan. Por ejemplo, Maelle cuenta con tres poses (ofensiva, defensiva y virtuosa) con la que sus stats de defensa o ataque varían y que se pueden alcanzar, por ejemplo, atacando a un enemigo afectado por fuego. Esta base se rodea de mil elementos pequeñitos como escudos, ataques de gradiente, un leveleo de armas sencillo, un árbol de habilidades genial, el sistema de “pictos” y “luminas” tan bien montado…
La única pega que le podría poner a esta parte del gameplay es la parte del viaje, todo lo que es fuera del combate, ya que el movimiento por el mapa puede ser algo tosco y raro, causando que no te sientas cómodo con cómo se mueve tu personaje o Esquie por este basto mundo. Una cosa que, sinceramente, comento porque necesitaba ponerle una pega al juego pero vamos es una nimiedad. Es que, quitando este detallito chorra, el gameplay de Expedition 33 es uno estúpidamente simple y a la vez ampliamente pensado donde el protagonista principal es un sistema de combate sumamente sencillo e increíblemente divertido y adictivo.
Si creéis que las alabanzas han acabado permitidme deciros que es mentira, que todavía quedan. Si la historia es genial y el gameplay es genial no os hacéis una idea de cómo de buenos son los apartados de audio y video. Que banda sonora, que actores de voz, que dirección artística, que paisajes, que diseños de personajes… que “todo vamos”. En esa parte de audio es imposible ignorar la BSO, una absolutamente deliciosa tanto en todos los contextos del juego como en una supuesta situación donde quieres ponerte algo de fondo para trabajar o simplemente quieres escuchar música. El trabajo de Lorien Testard pasará a la historia casi seguro, no se si como uno de los mejores trabajos de la industria pero sí como una de las bandas sonoras más destacadas de la década. Por otra parte, Sandfall ha montado un elenco de actores de voz estúpidamente geniales con voces de la industria como Ben Starr (este tío lo borda cada vez que hace un juego) o Jennifer English más caras conocidas del cine como son Charlie Cox o el legendario Andy Serkis que ni en un proyecto “menor” para él defrauda. Todos hacen un trabajazo, no me malinterpretéis, pero lo que hacen estos cuatros está un peldaño por encima de los demás (Kirsty Rider, Tracy Wiles, Shala Nyx, Rich Keeble, Maxence Cazorla…), un 11 sobre un 10/10 que es el trabajo general.
Y la parte visual tampoco se queda atrás, un diseño de personajes y escenarios estúpidamente llamativo por mil y un motivos. Para mi, la primera clave de todo este acierto es la dirección de arte, una que mezcla mundos de fantasía y decorados del estilo arquitectónico francés del siglo XIX con un diseño de personajes que tiene desde lo dantesco de los personajes a modo de pinceles y muñecos como esos toques art deco que porta la expedición 33. Esto consigue una sensación única al luchar contra personajes con diseños geniales en escenarios que te atrapan visualmente como es el coliseo de Sirène, escenarios que abarcan todo tipo de estilos coloridos como tonos en blanco y negro más pesados y deprimentes, algo con lo que juega maravillosamente Sandfall a la hora de desarrollar esta historia.
Expedition 33 es sin duda el juego del año y posiblemente uno que podría pasar a ser recordado a posteriori como uno de los mejores de la década. Sandfall Interactive crea una aventura narrativa redonda en todos sus aspectos donde las carencias o problemas se cuentan con los dedos (o dedo en mi caso). Un juego sencillo y que va a tiro hecho pero que forma mas buena de ir a tiro hecho, un juego que no reinventa la rueda pero que sí que construye una con muchos elementos distintos aunándolos en un producto final único y llamativo como poco. ¿Lo mejor? Que todo este montante comentado se disfruta en tan solo 15-20 horas de partida y no en las casi cien que suele ser la norma del género. No sé qué más decir, que jugueis a Expedition 33 si no lo habéis hecho supongo, que es una obra que va a pasar a la historia aunque sea mínimamente por el cariño que le tenemos todos los que hemos catado esta obra maestra porque si, es una obra maestra.