Un mercado correcto dentro de las circunstancias

El Real Valladolid está de vuelta, algunos lo celebrarán y tendrán cierta ilusión mientras que otros suspiran y sueltan por lo bajo “otra vez no, no puedo más” a la vez que renuevan su abono (mi caso vamos). Aunque la temporada pasada fuera tétrica de principio a fin, en segunda estamos acostumbrados a soplos de aire fresco y a ver al equipo ganar, una cierta ilusión que vuelve de forma estúpida. En este caso, el regreso de la ilusión lo hace por todo lo grande gracias a la nueva propiedad mexicana y al cambio de rumbo en cuanto al planteamiento de las temporadas en LaLiga Hypermotion se refiere. Veamos si, de inicio, esta nueva propiedad y este nuevo proyecto convence.


La andanza del Real Valladolid por segunda, otra vez, arrancaba con el mejor soplo de aire fresco que podíamos imaginar. El Pucela por fin cambiaba de manos, Ronaldo vendía el club al fondo de inversión Ignite, formado por múltiples inversionistas y encabezado (al menos de manera visible) por Gabriel Solares y Enrique Uruñuela, quienes actuarán de presidentes de la entidad, el primero con experiencia previa en el futbol mexicano. La idea era clara: tratar al Real Valladolid con el respeto que se merece y a la afición con el cariño que también se merece, todo esto con una cercanía que el astro brasileño no demostró en casi ningún momento. En lo deportivo la idea era clara, regresar a primera división pero haciendo las cosas como se deben hacer, algo que esperaban realizar con dos nombres clave: Victor Orta al frente de la dirección deportiva y Guillermo Almada como entrenador.

Ya con toda la nueva estructura anunciada y con un entrenador en la ciudad, Victor Orta se puso manos a la obra de manera inmediata dentro de la tardanza que tuvo la formalización de este nuevo Real Valladolid. Entre pitos y flautas, el Pucela de los mexicanos ha oficializado diez nuevos fichajes, unos realizados con cierta inmediatez y otros realizados en los últimos compases del mercado gracias a las esperas que causaron ciertos jugadores en sus salidas (algunas se produjeron y otras no). Iván Alejo, Guilherme Fernandes, Pablo Tomeo, Trilli, Ponceau, Guille Bueno, Mohamed Jaouab, Lachuer, Peter Federico y Sergi Canós. Una lista de diez fichajes donde solo uno ha supuesto un montante económico al uso y donde los nueve restantes llegan libres o cedidos, diez jugadores que demuestran claramente el nuevo plan de este Pucela: apuestas de futuro y reducción de gastos. Un primer punto demostrado por la corta edad de la gran mayoría de fichajes en propiedad y un segundo punto que ha demostrado las salidas y los intentos de algunas que no se produjeron. Primero fue Kenedy, después Amallah y casi le sigue otro como Javi Sánchez pero esto no acabó realizándose, unas salida que liberaron un enorme porcentaje del gasto en salarios del equipo, unas salidas que se necesitaban realizar porque la pasta gastada en sus sueldos no iban de la mano con su rendimiento. Viendo todos estos movimientos y como se ha confeccionado la plantilla, ¿es este un equipo para pelear por subir?


El arranque liguero nos ha dado un poquito más de contexto y conocimiento sobre lo que va a ser el Real Valladolid 25-26: un equipo con mucha pelea y poco fútbol. Las cosas como son, Almada ha conseguido montar un grupo donde el sacrificio individual en pos del beneficio del equipo es palpable, un equipo trabajado físicamente y correoso para el rival por su forma de defender como por los esfuerzos físicos pero al que de momento le falta mucho fútbol. Este 8 de 12 en las primeras jornadas lo ha demostrado, dos victorias y dos empates con un balance de cinco goles a favor y uno en contra para ver que el Pucela va justito en esa faceta. Es lo que tiene tener un equipo que si en ciertas zonas no está corto en efectivos (ambos laterales un año más) lo está en calidad (cuatro delanteros donde solamente uno parece dar la talla de lo que es segunda). Si, es verdad, faltan de entrar en dinámica los últimos tres fichajes, pero las carencias son las que son y se notan, sobre todo en estos dos últimos partidos. Aunque sí que hay que admitir que Orta juró y perjuró que lo que buscaba era un 19+6, una plantilla ciertamente corta en fichas profesionales donde se buscaba más el acierto que el fichar en cantidad completada por una hilera de jugadores del filial que el entrenador considerara listos para aportar (aunque no se si en esos seis a mayores entrarán jugadores del filial a los que se le prometió ficha de primer equipo como parece ser el caso de Maroto o Arnu entre otros).


El Real Valladolid de los mexicanos arranca con un primer año donde parece que no subir no sería el fin del mundo, un año donde competir dignamente para optar a estar entre los seis primeros es el objetivo final. ¿Y sabéis que? Pienso que es lo correcto. Ya hemos visto muchas temporadas en segunda de hipotecarse a futuro para subir meteóricamente y para descender aún más rápido en la temporada siguiente. El Pucela no necesita otro año de malabares y prisas ansiosas, necesita construir un proyecto más a medio plazo donde si no se sube de primeras que sea para volver con más fuerzas el año que viene. Este parece ser el plan de Ignite con Orta como arquitecto, algo que demuestran las apuestas hechas en el mercado más ese concepto de que “la cantera tiene que irrumpir”, aunque no podemos obviar el hecho de que esto va muy de la mano con la situación económica y contractual por la que pasa el club. Una plantilla con una idea detrás ciertamente correcta, si, pero que también hace pensar a unos cuantos que esta se queda corta para las cuotas que debería de tener todo un Real Valladolid en segunda división. Pero bueno, muchos sabemos como funciona esta liga, como de puñetera puede ser y cómo de importante es tanto el físico como trabajar bien en las dos áreas. Almada de momento parece tener esta idea muy clara a pesar de ser novel en Europa, veremos hasta donde llegan él y sus jugadores cuando pasen las 42 jornadas de la “hipertensiones” 25-26.