El Bullet Club ya no es lo que era

Se acaba el G1 Climax y empieza la época del “Road to Tokyo Dome”. Muchas historias se construyen y muchos planes para Wrestle Kingdom se van desvelando. Ya tenemos evento principal y nos imaginamos por dónde irán otras historias. Esas otras historias son, por ejemplo, las del Bullet Club, quienes van a defender sus títulos en una rivalidad contra G.O.D que puede concluir en uno de los shows principales de Destruction en la zona de Ryogoku. Una rivalidad que no me importa, no me ha importado en sus capítulos previos y dudo mucho que me importe si continua más adelante. Un “sudap*llismo” que me ha llevado a escribir sobre algo que llevo queriendo hacer tiempo, no solo porque me parece un buen tema sino que porque puede servir como un ejercicio de autorreflexión para responder a una pregunta planteada. La pregunta primordial es sencilla, ¿el Bullet Club ya no es lo que era? Mi respuesta es que no lo es, y a lo que quiero encontrarle respuesta no es a esto sino al por qué de esta respuesta a dicha pregunta. Así que hoy hablamos del estado actual del Bullet Club, una de las facciones más legendarias del pro wrestling que está lejos de un nivel antes visto.


La historia de una de las facciones más legendarias del pro wrestling es una bastante larga y con muchos recovecos que recorrer, así que os dejo un post en donde intenté en su momento resumir lo mejor posible esta historia (aquí el enlace). Como hice en ese post, es muy fácil dividir la historia del club en sagas: primero la del nacimiento de la facción con Devitt, la segunda es la fase internacional con Styles y Omega, la tercera es la guerra civil de The ELITE contra los OGs, después le sigue la “Switchblade Era” y después estamos ya en el presente. Estas cinco sagas han tenido de todo, un nacimiento espectacular en la primera, wrestling sensacional en la segunda y la tercera, y un descenso en lo que es la facción en si en las últimas dos. En esta historia no solo tenemos a los villanos gaijin (termino referente a los extranjeros en el país nipón muy usado en el puroresu) por excelencia, sino que pilla también unas épocas donde hemos visto el mejor wrestling y las mejores historias a nivel mundial alrededor de la facción o de miembros de esta. Pero el problema viene a partir de la famosa guerra civil, una decaída constante agravada por una pandemia y rematada por una salida que dolió no solo al Bullet Club sino también a la propia New Japan Pro Wrestling. Años curiosos con muchos frentes abiertos y respuestas no muy agradables.

Como he mencionado antes, los últimos años del Bullet Club han sido, por decirlo de alguna manera, curiosos. Como ya indiqué en el post anteriormente mencionado, el Bullet Club empezó a notar síntomas de enfermedad cuando la guerra entre los OGs de la facción y la rama de The ELITE y quedando latente que el enfermo muy bien no estaba cuando Jay White se volvió tan bueno que literalmente era más grande que el propio club. Jay White ya no está, se fue rumbo a AEW y quedaba la incógnita de quien sería el líder. ¿Daria el paso El Phantasmo? ¿Sería el turno definitivo de EVIL? Ninguna, porque quien dio el paso fue nada más y nada menos que David Finlay. Efectivamente, el ruido de grillos cuando se presentó este plan es inversamente proporcional a la cantidad de gente que se alegró por esta novedad. Y esas alegrías, o ausencia de ellas, se transformaron en sensaciones reales a la perfección. A pesar de ganar el campeonato NEVER, David Finlay no ha alcanzado ninguna de las expectativas puestas en lo que se buscaba en un nuevo líder por distintos problemas: blando, muy edgy, aspecto de niño emo ya crecidito, un estilo de lucha que no encaja para nada con él y, sobre todo, una gran ausencia de carisma. Básicamente, y salvando las distancias, “The Rebel” buscaba ser una versión algo más violenta y oscura de “Switchblade” y básicamente se ha convertido en la versión de SHEIN de Jay White, un intento de copia que no alcanza al original. Aun con eso la intención era buena, trayendo hasta cuatro nombres nuevos creó el ala de la facción llamada “Bullet Club Wardogs”, un grupo donde querían buscar esos orígenes violentos de la facción y volverlos a sacarlos a la luz. La cosa es que volvió a ser algo mediocre, aceptable como mucho, solo destacando Gabe Kidd, quien debería ser el nuevo líder del Bullet Club según muchos fans. El resto de la facción es el ala de House Of Torture (asco profundo), KENTA, varios luchadores perdidos por el mundo y una cantidad de gente que ni debería de seguir en NJPW (un cementerio de elefantes básicamente).


Dentro de todo esto, parece que el Bullet Club es una sombra del pasado, algo que no va a volver a alcanzar ese status, ya no es lo que era… pero esto también tiene algo bueno, ¿no? Efectivamente, el club en Japón no alcanza pero ¿y si te digo que hay un Bullet Club en EEUU que es la sensación de la tele americana de los sábados? Efectivamente, hablo de Jay White y su Bullet Club Gold. La rama “extraoficial” de la facción es sensacional y se ha convertido en una de las principales y mejores atracciones, si no es ya la mejor, de AEW Collision. Un Bullet Club Gold donde el numero uno es un Jay White que está siendo protegido por la empresa de manera brillante, haciéndole lucir como si valiese un millón (encima los vale), dándole buenas rivalidades, haciéndole ganar de manera interesante y haciéndole perder también pero sin que el neozelandés se coma el pin. Para ese rol de escudero está Juice Robinson, comiéndose las derrotas de la facción pero siendo tan absurdamente carismático durante los shows de Collision que llevamos que todas esas derrotas dan absolutamente igual. Para cerrar esta mezcla tenemos al Gunn Club, que han estado sensacionales desde que le arrebataron el campeonato por parejas a The Acclaimed. Son sensacionales y algo completamente distinto a lo visto en Bullet Club. Son cuatro colegas algo colgados que buscan desesperar a sus rivales siendo los villanos de la peli a la vez que se echan unas risas en el proceso. Joder, el quinto miembro del BCGold es un recorte de 2m de cartón de Jay White llamado “Cardblade” que existe porque hubo una semana que Switchblade se perdió el show. Son la ostia, y a los fans, en su gran mayoría, nos encantan estos cuatro.


Bullet Club no es lo que era y no lo va a volver a ser. En el peor de los casos tenemos que es una facción que ha vivido mucho en los 10 años que lleva activa, historias geniales y una cantidad de wrestlers sensacionales, algo que ha causado mucho desgaste. Tener en 10 años un total de 5 lideres, todos ellos con su gente de confianza que los acompaña a todos lados, ha hecho que hayamos visto tantas versiones en tan poco tiempo que es difícil impresionarnos. No ayuda los últimos lideres y miembros de peso, porque David Finlay y EVIL no ayudan para nada visto el nivel de los cuatro lideres anteriores, incluso no alcanzan a alguien como Jay White que parecía que funcionaba independiente al club. Ese rollo de ser la facción donde los gaijins a los que le importaba todo una mierda se ha perdido, y por mucha violencia o sangre fresca que incorpores, alcanzar los años de 2013 a 2017 es casi imposible. Aun con eso, la parte “Gold” de la facción es un soplo de aire fresco increíblemente agradable, e incluso siendo un grupo que se podría llamar de otra manera y que puede irse al carajo cuando Jay White recupere su instinto sociópata, es entretenido de disfrutar y deseamos que dure. Aun sabiendo que esos legendarios años quedan atrás, siempre nos queda la hemeroteca, y aunque ahora el club no sea para nada la mejor facción del pro wrestling (está bastante lejos de hecho), sabemos que esos años gloriosos existieron y que quedarán para la historia.

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