Review Modern Warfare 2: la formula mágica de Infinity Ward funciona

Llega el otoño y con ello todas las cosas que trae esta estación: vuelve el frio, las lluvias, se hace de noche a las 6 de la tarde y tenemos nueva entrega de Call Of Duty. Este año le toca a Modern Warfare 2, secuela al reboot de 2019 realizado por Infinity Ward. Una secuela que justo ve la luz en todo el tumulto de si este será uno de los últimos COD en poder ser jugados en PlayStation, cosa que ya se verá en el futuro a pesar de que la “intención” es de que no sea exclusivo de Xbox. Dejemos eso de lado, hoy toca hablar de Modern Warfare 2, el regreso de la guerra moderna a la saga de FPS más popular de la industria de los videojuegos.


LA 141 LLEGA A LAS ALMAS

La campaña de esta secuela nos sitúa bajo la amenaza terrorista del iraní Hassan Zyani, quien buscará atacar EE. UU. a modo de venganza por el asesinato del general Ghorbrani, su primero al mando, un ataque terrorista que será perpetrado, de manera sorprendente, con misiles guiados de origen estadounidense. Un modo campaña que nos llevará por distintas regiones del mundo tanto para averiguar dónde están los misiles robados, que pretenden hacer con ellos y, sobre todo, capturar a Zyani para evitar una masacre. Una misión a cargo de la Fuerza Operativa 141 dividida en dos equipos, el primero formado por Kyle “Gaz” Garrick y el Capitán Jon Price el cual recorrerán distintas zonas del mundo como Europa y Asia Occidental junto a Kate Laswell, y un segundo equipo formado por John “Soap” MacTavish y Simon “Ghost” Riley que recorren junto a las fuerzas especiales mexicanas de Alejandro Vargas y la Shadow Company de Phillip Graves la ciudad mexicana de Las Almas.

La campaña, al igual que la entrega de 2019, increíblemente entretenida en cuanto a gameplay. En las 7-8 horas que dura esta, volverás a jugar un modo campaña que se aleja del estereotipo de “dispara a enemigos mientras vas del punto A al punto B” que tan típico era en los FPS. Si que tiene ese gran contra de perder ese tono tan duro y cruel que tenía su predecesor, pero lo compensa con unas misiones igual de tensas más alguna que otra misión hollywoodiense y alguna que otra completamente distinta y diferencial al resto de juegos de este estilo. Este cambio, aunque afecte al tono del juego que tan perfecto era en el anterior Modern Warfare me parece un precio justo a pagar por misiones increíblemente entretenidas como son “Reconocimiento Letal”, una misión de francotirador y sigilo en la costa del cabo Vilán en Galicia, o “Lobo Solitario”, una misión de sigilo en la que tendrás que enfrentarte a un regimiento entero que te busca para matarte en la oscuridad de Las Almas en donde tendrás que improvisar armamento. Otro punto bueno a mencionar es el doblaje, repitiendo Gabriel Jiménez como Price, David Blanco como Kaz y Nano Castro como Ghost, todos haciendo un trabajo brutal. Debuta Víctor Martínez como Soap en la que considero no una muy buena elección no por que sea mal profesional sino porque no le pega la voz, Soap es un escocés aguerrido, aunque hay que ser justos y decir que el trabajo de Miguel Ángel Pérez en MW3 fue muy bueno. En esta entrega tambien tenemos nuestra dosis de gente que no hace doblaje haciendo doblaje, si la anterior entrega tuvo a Nawja Nimri haciendo un trabajo bastante lamentable, ahora le toca a Yon González hacer de Phillip Graves, y a pesar de que es un startalent su trabajo no está tan mal viendo algunos trabajos previos. Además, como detalle curioso, las voces en latino de todos nuestros personajes mexicanos se conservan para este doblaje castellano.

Si tuviera que mencionar un punto negativo sería la historia, una que arranca muy bien y bastante interesante pero que acaba terminado de manera algo simplona y sosa con unos villanos finales algo flojos y unos giros de guion bastante previsibles, sobre todo si has jugado a la trilogía original. Una campaña que sí que cuenta con positivos muy fuertes en tanto la ambientación y los personajes, que son los que llevan una trama poco profunda y que poco tiene que desarrollar. Vuelve esa increíble relación maestro-aprendiz de Kaz y Price que tanto me gustó en la primera entrega y el bromance entre Soap y Ghost mola bastante. A esto se le suma un aliado más que interesante en Alejandro y Los Vaqueros más el acuerdo de colaboración por trabajo entre todos estos y los mercenarios de la Shadow Company de Graves. A esto se le suma la ciudad ficticia de Las Almas, urbe mexicana controlada por narcos, que ojalá hubiera dado más de sí, pero que para lo poco que hemos vivido en ella ha cumplido con creces. En resumen, un modo campaña sumamente divertido de jugar pero bastante flojo en cuanto a trama que llega a ser interesante solamente por los personajes que aparecen en ella, aunque es verdad que no hay que pedirle mucho a este tipo de historias.


MEJORANDO LO BUENO DE MW2019 Y CUBRIENDO LO MALO

Vayamos a lo que todo el mundo juega quitando Warzone 2.0, que sale a mediados de noviembre, el modo online. Otro multijugador más y se ve claramente la formula, Infinity Ward ha apostado por la base que le funcionó en Modern Warfare puliendo y maximizando todo lo que hizo bien la anterior entrega. Todo esto se ve en lo que mejor tiene este multijugador, el gunplay y el armamento. Infinity Ward ha encontrado el punto perfecto para que lo más importante de un juego de disparos sea el punto a favor, todas y cada una de las armas son usables. Sea el arma que sea va a ser buena y entretenida jugar con ella, ya sea un fusil de asalto todoterreno, un francotirador o una escopeta, todas y cada una de las armas van a tener su oportunidad de brillar. Y eso es lo divertido, siempre va a haber armas que sean letales y fáciles de usar, pero si optas por el camino alternativo y usas armamento no tan chetado puedes pasar un rato espectacular, además de ponerte a prueba, porque muchas de ellas van a obligarte como jugador a currártelo para sacarlas rendimiento y cuando se lo saques te lo vas a pasar pipa, sacarte rachas y tener un desafío nunca fue tan divertido.

A esto se le suma otro aspecto relacionado y es la progresión, todo un acierto en esta entrega. Una de las cosas que más reventaba a los jugadores de Call Of Duty es tener tanto arsenal y estar obligado a jugar y sufrir demasiadas horas para subir de nivel armas para obtener accesorios y camuflajes, algo que en los últimos años dolía más por las constantes actualizaciones en armas y Warzone. Pero esto cambia gracias a las familias de armas y los accesorios y camuflajes desbloqueados a nivel general. Un ejemplo sencillo es el siguiente: tú tienes un fusil de asalto M4 que puedes subir niveles para desbloquear cosas, pero en vez de desbloquear solo accesorios también desbloquearás armas que compartan base como pueden ser una M4 subfusil, una M16 o un M4 sniper. Esto hará que cuando quieras jugar con una M16 no tengas la necesidad de levelearla como un enfermo para obtener accesorios ya que los habrás desbloqueado previamente jugando con armas de la misma familia. Incluso esto se extrapola a todas las armas del juego, algunos accesorios y camuflajes se pueden desbloquear y usar para más armas solo consiguiéndolo en una. Esto no solo evita el problema anteriormente mencionado sino que obliga a los jugadores a usar distintas armas de manera más frecuente, algo que es muy entretenido ante la gran variedad que tiene el juego.

Otros aspectos que no son tan positivos pero tampoco tan negativos para lastrar de manera grave al juego son las ventajas y los mapas. El nuevo sistema de ventajas no es malo, está bien que tengas dos ventajas base y que otras dos las consigas según avances la partida como si del antiguo “Especialista” se tratase. El problema es donde se encuentran estas ventajas, ya que un juego en la que hay constantes UAVs en el aire, tener que esperar un buen cacho de partida para desbloquear “Fantasma” pues no es divertido, pasando esto con otras cuantas ventajas. Los mapas son una de cal y otra de arena, algunos son increíblemente divertidos y otros se hacen algo cargantes, sumado a la corta rotación de mapas que hay en modos 6v6 puede ser un contra bastante gordo. Aunque sí que es verdad que gracias a la búsqueda de varios modos a la vez hace que jugar largas tandas sea divertido, un mapa en un modo de juego puede ser horrible pero en otro distinto algo divertidisimo. Por ejemplo, “Duelo por Equipos” en Crown Raceway es un maldito infierno pero en modos por objetivos como “Domino” o “Punto Caliente” es un mapa entretenido y dinámico, al igual que en otros mapas pasa justo al revés.

Pero vayamos a lo malo, a lo que de verdad hace que este juego sea un infierno, el SBMM. Para quien no lo sepa, el “Skill-Based MatchMaking” es una forma de formar lobbies en base al nivel de los jugadores, es decir, los jugadores buenos irán con otros jugadores de su nivel y los jugadores menos habilidosos pues con otros jugadores del mismo estilo. El concepto está bien, el problema es que casi siempre la práctica no sigue a la teoría. Yo, por ejemplo, soy un jugador bastante decente de Call Of Duty, llevo muchos años jugando y al final he ganado habilidad y conocimiento por pura experiencia de los años. La cosa es que si hago un par de partidas bastante buenas me va a juntar con gente que, literalmente, me destroza de manera infernal, eso o jugadores que tiene buena proporción bajas/muertes simplemente porque campea toda la partida. Ese es el día a día del juego, un par de partidas divertidas y entretenidas para luego comerte lobbies con gente que parece que su vida es este juego o que simplemente el joystick de mover al personaje parece que lo tienen roto. Está bien que gente nueva o gente no tan habilidosa tenga partidas más amigables, pero gente con un mínimo nivel de habilidad que quiere jugar partidas más de chill no quiere estar perdiendo pelo por partidas tan exigentes, si de verdad quiero sacar mi 110% cada vez que juego me voy al modo competitivo.


Modern Warfare 2 es un juego increíblemente divertido, así lo demuestran sus ventas en los primeros días, superando la salida del mítico MW3. Un juego con un modo campaña nada profundo ni desarrollado pero sumamente entretenido de jugar, sumándose a esto un modo multijugador donde Infinity Ward ha perfeccionado lo que se le dio bien a su predecesor y ha conseguido tapar carencias en otras cosas como pueden ser los mapas. Un juego que, curiosamente, he tenido la sensación contraria a la que suelo tener con los Call Of Duty: no me convenció de primeras pero poco a poco me ha ido enganchando. Un juego con una base increíble pero que se puede acabar muriendo a los pocos meses gracias al SBMM, una cosa que le lleva pasando a las dos últimas entregas. Ni idea de si esto les saldrá a cuenta, pero es una decisión difícil de entender que sigan manteniendo esa forma de crear partidas. En resumen, un juego muy entretenido en su base que cuenta con algún que otro punto negativo que consigue compensar con otros aspectos. Ahora, a seguir jugando y a esperar al ansiado Warzone 2.0 y el nuevo DMZ, que los tendremos en nada listos para jugar. 

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