Review Fate/Samurai Remnant: una grata sorpresa más allá del nicho

Por fin, meses después de su salida, y gracias a que ya tengo un poquito más de tiempo, he pasado por caja y he comprado un juego que tenía ganas de jugar desde casi su anuncio. Estoy hablando de “Fate/Samurai Remnant”, el último juego para consolas y PC de esta enorme saga multimedia que alcanza desde el anime hasta los medios no digitales como el manga pasando por juegos de todo tipo para todas las plataformas. La vuelta de esta saga es a través de un cambio de periodo histórico que yo, al menos, no le he visto a la franquicia Fate, apostando por el Edo del siglo XVII a través de un juego “musou” con también claros tintes de “hack n’ slash”. Así que, después de darle bastante cera, veamos que tal ha salido este juego de Omega Force.


En pleno periodo Edo durante la era Keian, el solitario espadachín Iori Miyamoto, alumno del legendario Mushashi Miyamoto, vive su tranquila vida como ronin junto a su hermana adoptiva Kaya Ogasawara. Pero esos tiempos tranquilos llegarán a su final, ya que el “Ritual de la Luna Creciente” (o “Waxing Moon Ritual” en el juego) va a empezar con él involucrado hasta la medula. El joven ronin tendrá que dejar todo de lado para aceptar su rol de maestro en esta guerra y pelear contra otros seis maestros y sus correspondientes sirvientes o “servants”. Siete maestros y siete legendarios guerreros de la historia como sirvientes divididos en distintas clases (Assassin, Archer, Berserker, Caster, Lancer, Saber y Rider) peleando por este trofeo que puede conceder cualquier deseo. ¿Las reglas? El maestro que no haya perdido ni a su sirviente ni su vida se lleva el premio, un premio que Iori al principio es reticente a conseguir debido a que no tiene deseos que cumplir pero que luego intentará ganar por un bien mayor. Así que acompaña a Iori y a Saber, su sirviente, en esta historia llena de intriga y violencia.

La historia de este juego es, en mi opinión, todo lo que le pides y todo lo que quieres que te de una historia de Fate. Yo, como fan incondicional del anime de “Unlimited Blade Works”, abrí los brazos a este juego y me encontré con todo lo que me gusta del anime/juego anteriormente mencionado con unos puntos extras que son muy golosos. Primero es el premio, el cáliz del ritual, uno que no es el ya conocido “Santo Grial” pero que funciona como un grial menor (termino redundante ya que en sí ese grial también es un grial menor pero bueno), una subcategoría del premio gordo o de uno de los varios que hay. Alrededor de esto encontramos que hay pequeñas variaciones, ya que los que vengan del anime verán que en vez de siete espíritus heroicos tenemos quince. ¿Qué son esos ocho extra? Pues sirvientes sin maestro, “rogue servants” como los llama el juego, con los cuales puedes hacer pactos y que te presten su ayuda o, simplemente, están por ahí haciendo lo que les plazca. Esos ocho extra son las mismas siete clases mencionadas salvo uno extra, la clase “Ruler”, que no hace mucho en el ritual per se pero que no voy a comentar nada sobre él porque es un pequeño guiño a los fans bastante gracioso.

De esos siete espíritus nos encontramos con la ya característica alineación de guerreros de época, leyendas de nuestra historia, y de esos ocho extra también tenemos lo mencionado pero, sobre todo, tenemos una gran cantidad de guiños y regresos que los fans tanto de los animes de “Fate/Stay Night” como para los que se han adentrado en los juegos reconoceremos y veremos con cariño. Pero eso no es todo, ya que gracias a la época y lugar en la que se ambienta el juego, tenemos que buena parte de los maestros también serán personajes de la historia asiática. Ejemplos son nuestro protagonista, Zheng Chenggong, Yui Shousetsu o Takao Dayu. Si a esto le sumas la gran ambientación que es la antigua Edo, la gran dupla que forman Iori y Saber más lo absurdamente carismáticos que pueden llegar a ser muchos de estos personajes pues te quedan puntos positivos muy buenos. A esto se le suma que es un juego de Fate, así que vamos a volver a ver todas esas cosas que nos gustan: alianzas entre maestros, traiciones, enemigos comunes, conspiradores en la sombra, muertes trágicas y mucha acción a modo de montaña rusa.

En resumen, la historia es muy buena, no está al nivel de otras historias de Fate como la ya mencionada “Unlimited Blade Works” o la ruta de “Heaven’s Feel” pero es de calidad. Posiblemente no llega a esas cuotas porque tiene un par de puntos que hacen que esta falle. El primero es el ritmo, la duración del juego es perfecta (unas 20-25 horas si haces las misiones secundarias) pero en ciertos momentos pasas de que el juego parezca que va a terminar cuando todavía le queda chicha a que se alargue de manera algo antinatural. Otro fallo es el desenlace (o los múltiples que hay), ya que parece que la historia va en una dirección muy buena y de repente te manda a otra que no está mal pero no es lo que te imaginabas, haciendo que los distintos finales se sientan algo raro. Pero quitando esas cosas la historia es entretenida de narices y, por todo lo mencionado anteriormente, es lo que se merece la gente que ha comprado el juego, accesible y entretenida tanto si eres conocedor de la saga como si no es el caso.


Habiendo comentado la historia, pasemos a lo que yo considero la joyita de la corona de Fate/Samurai Remnant: el gameplay. Como he leído en otro análisis, este es un juego que se queda entre medias del “hack n’ slash” y el “musou”, entre el puro melee contra enemigos y el ser un personaje sobrehumano que vence a miles de enemigos a la vez, lo que hace que sea divertido de narices. Está genial que el juego pivote entre enfrentarte a un buen grupo de enemigos humanos o demoniacos y que acto después entre en pantalla un enemigo donde tengas que vigilar los tiempos de ataque y golpear en el momento justo. A esto se le suma lo que es para mí el gran punto de este juego, la simpleza del gameplay. A mí me encantan esos JRPG de acción donde cada botón es un ataque y tienes como tropecientos combos, pero que los ataques y los combos se basen en solo dos botones es una delicia. Cuadrado para atacar normal, triangulo para atacar fuerte, y según cuando y cuanto aprietes cada botón pues ahí tienes los combos. A mí me parece sensacional, esta simpleza y otras cosas que comentaré ahora dotan de un dinamismo al juego que le sienta tan bien que engancha. Tan buena es esa sensación de dinamismo que puedes repetir la misma pelea múltiples veces sin que te aburra en exceso. A estos dos botones se le suma el R2 para esquivar, distintas artes mágicas y ataques junto a tu servant con R1 o L1 o el ataque pesado o "valor strike" con el circulo. Además de todo este esquema de ataque/defensa, tenemos que el propio juego te da cuatro estilos de lucha distintos, dos de una espada y otros dos duales, que hacen referencia a distintos elementos de la naturaleza. Dependiendo del ritmo, fuerza y tipos de ataque encontrarás tu favorito para cada ocasión, aunque yo me he dedicado de lleno al tipo de ataque de agua o “Water Stance” debido a la velocidad de sus ataques.

La segunda clave es esa, los ataques con tu sirviente, ya que podrás jugar hasta con dos sirvientes en tu “party” con los que podrás realizar todo tipo de cosas. La primera son los ataques especiales, los cuales son ataques combinados o directos de tu sirviente sobre el enemigo. La otra es usar directamente a tu servant, llena otro medidor y llámale a combate para manejarle igual que a Iori pero con muchísima más sensación de poder. El combate funciona igual pero es como si estuvieras usando a una semideidad sin que esto esté chetado. Mas aun cuando con el botón de circulo y con el medidor correspondiente lleno puedes sacar a la palestra su “Noble Fantasma”, el ataque más letal que tiene cada héroe de leyenda. Junta todo esto y te queda un gameplay divertido de narices, y aunque todas estas cosas suenen a lio os prometo que cuando os hagáis a ello todo esto va a ser simple, sencillo, fluido y adictivo. Juega como Iori, como Saber o como cualquier otro sirviente del ritual (vas a jugar con casi todos y es genial) que te lo vas a pasar bien. Lucha contra humanos, monstruos, enemigos fuertes o incluso otros sirvientes que te lo vas a pasar bien.

Todo este sistema de combate se mueve alrededor de un juego puesto junto de la misma manera, sencilla y efectiva. La historia se desarrolla por distintas zonas de Edo que recuerdan a las clásicas “dungeon” de esta clase de juegos, zonas amplias de combate interconectadas por pasillos estrechos que simulan las calles de la antigua Japón del siglo XVII. No tiene mucho más, las misiones tanto principales como secundarias van de “vete a esta zona y acaba con X o encuentra a Y”, pero a veces ir al grano se agradece. La otra parte importante del juego son las “leylines” y los “spirit fonts”. Esto es una forma de que el juego pegue un girito y de vez en cuando deje la monotonía consistente en que, cuando la historia lo indica, te conectas a las líneas desde tu base para acceder a otras regiones aprovechando las conexiones mágicas de la zona. No es más que un pequeño tablero donde cada posición que tomes pasa a tu control, teniendo que avanzar hasta otras regiones bajo posición enemiga. Si te cruzas con enemigos entras en combate, si les cortas la “línea” respecto a su base ganas, al igual que ellos pueden hacer lo mismo, mandándote a la casilla de salida. Es un añadido entretenido para variar la fórmula que funciona bastante bien. Y para cerrar este apartado, no olvidarnos de lo mejor que tiene el juego: puedes acariciar a perros y gatos que te encuentres, y encima te darán vida, maravilloso.

Si el gameplay para mi es redondo, el apartado gráfico y sonoro es una de cal y otra de arena. El lado bueno es el apartado artístico, el cual nos ha dado unos personajes y HUD preciosos y distintivos. Recorrer los menús está genial con ese estilo japones antiguo, mientras que los personajes tienen todos diseños distintivos y llamativos tanto en su formato 3D como en las miniaturas 2D de los diálogos, haciendo esto que esas personalidades tan diversas y geniales se vean más realzadas. La parte mala es que gráficamente es un poco castaña, ya que si los personajes están bien pues recorrer los distintos barrios y distritos de Edo no lo es tanto. Gráficamente está desactualizado, viéndose muy flojas esas regiones que deberían de ser uno de los atractivos principales del juego. Ir por, por ejemplo, Suidobashi y que todo el paisaje parezca poligonal de PS3 pues no es gracioso viendo como, por ejemplo, Tales Of Arise tiene los paisajes más brutales que he visto en un JRPG habiendo salido dos años antes. Pero si hay una gran pega es el tema del idioma, ya que el juego solo está con audio japones y sin traducir textos al castellano. Lo primero es tema de preferencia, ya que prefiero jugar los juegos o en inglés o en castellano para estar a otros detalles mientras entiendo los diálogos. Lo otro es increíblemente grave, el traer un juego a un país y que no esté en el idioma de dicha región es tétrico, esto no puede pasar en pleno siglo XXI aunque sea un juego de cierto nicho. En tema sonido y música pues no mucho que destacar tanto para bien como para mal, el sonido se ajusta lo esperado en un juego de este estilo y la banda sonora tiene ese corte nipón contemporáneo a donde se desarrolla el juego sin destacar por tener temazos o algo del estilo.


En definitiva, ¿es Fate/Samurai Remnant un buen juego? La respuesta es que, aunque pueda ser café para cafeteros, es un gran videojuego a la altura de otros de origen nipón con mayor poso o popularidad. Posiblemente los 70€ que me costó comprarlo yo esté dispuesto a pagarlos pero otra persona no, pero con una rebajita decente tienes que saltar a por él de cabeza. La historia es entretenida, la dupla protagonista y muchos de los secundarios tienen un buen grado de carisma, la duración es la perfecta y el combate es adictivo. Si que es verdad que en otros apartados como el gráfico sale perdiendo respecto a juegos contemporáneos, pero es una buena compra para gente que desconozca sobre la franquicia como para los fans más acérrimos de Fate, sobre todo es buena compra para estos últimos. Entonces, ¿es recomendable? Pues si tienes un buen dominio del inglés debido a la ausencia de localización y te apetece gastarte algo de pasta pues sí que lo es.

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